Castigado por su amor romance Capítulo 614

Con lo que pareció un solo suspiro, el hombre consiguió llevar a Sabrina hasta el baño.

Era inevitable que ambos se bañaran juntos esa noche.

Sin embargo, era bueno que el hombre siempre hubiera sido muy diligente en cuanto a

la higiene.

Él apenas levantó un dedo, y fue capaz de limpiarlos a ambos a profundidad.

Aunque Sabrina se opuso en un inicio, finalmente cedió.

¿Para qué se iba a oponer?

Ya han estado juntos unos meses, ¿qué secreto podría haber entre ellos?

No había ninguno, ¿Cierto?

Dado que este era el caso, Sabrina decidió permitir que él hiciera lo que quisiera con ella. Podía relajarse y estar a gusto. Ella solo cerró los ojos y dejó que Sebastian la bañara y cepillara. Ni siquiera se percató cuando se quedó dormida.

Cuando Sabrina se despertó, finalmente llegó el momento de su conquista dominante.

Ella intentó resistir sus impulsos.

Si ya estaba agotada por trabajar horas extras haciendo los diseños, ¿cómo se sentiría después de esto?

¡Qué hombre tan irrazonable!

Sin embargo, en este asunto la diferencia de fuerza entre una mujer delicada y un hombre en buena forma física era más que obvia.

Toda la resistencia que puso fue inútil.

Después de un tiempo, decidió no intentar resistirse más. De hecho, tomó la iniciativa de abrazar su cuello.

Entonces, Sabrina comenzó a sonrojarse, mientras se reía de sí misma en su interior.

Se sentía como si fuera un pulpo unida al cuerpo de Sebastian de esa manera.

¡Era tan vergonzoso!

Sin embargo, sabía que no había nadie en este mundo que se atreviera a desobedecer a Sebastian cuando tomaba una decisión.

Como tal, Sabrina simplemente lo dejó pasar.

Después de levantarse de la cama, la familia de tres se cepilló los dientes, se bañó, desayunó y continuó con su día como de costumbre.

Cuando Sebastian vio el coche de lujo en el estacionamiento al salir de la casa, dijo de repente: "Fue un desperdicio comprarte un coche. ¿Eres solo perezosa o una mala conductora?".

Sabrina no respondió al escucharlo.

Tal vez eran ambas.

¿No había ahora muchos conductores inexpertos en la carretera que siempre ponían en peligro la vida de los demás?

Ella no se atrevió a intentar conducir, quizás porque era una novata y practicó pocos días.

"Kingston", llamó Sebastian de repente.

Kingston, que estaba a punto de abrir la puerta del coche, respondió de inmediato: "Amo Sebastian, ¿cuáles son sus órdenes?".