Castigado por su amor romance Capítulo 62

Trabajar hasta tarde para hacer sus diseños era el pasatiempo favorito de Sabrina y también era la especialidad que habría estudiado en la universidad.

Su encuentro con la Tía Grace en la cárcel había sido muy fructífero, ya que la Tía Grace era una profesional de la arquitectura; las dos hicieron clic al instante con la mayoría de sus conversaciones enfocadas al tema.

La Tía Grace tenía experiencia en el campo y le había enseñado mucho a Sabrina durante los dos años que pasaron juntas en prisión, razón por la cual Sabrina logró enriquecer sus conocimientos en el campo a pesar de estar en prisión.

Ella completó los diseños para su propuesta por sí misma en tres días, utilizando el tiempo que tenía después del trabajo. Lo que la diferenciaba del resto era que había dibujado los diseños a mano, ya que no tenía acceso a una computadora. En la habitación, que para empezar, apenas tenía espacio, los papeles arrugados de sus diseños comenzaban a rodear sus pies a medida que pasaba la noche.

***

Al día siguiente, Sabrina se despertó tarde porque se había quedado dormida y salió corriendo al trabajo, olvidándose de cerrar la puerta de su habitación detrás de ella.

Justo después de que se fuera, Sebastian salió de su habitación y su atención se centró en un pedazo de papel fuera de la puerta de la habitación de Sabrina. Lo recogió y descubrió que era un diseño para un edificio marcado con una cruz roja, siendo una idea descartada.

Grace, la madre de Sebastian, era una arquitecta con una experiencia increíble. Al crecer expuesto a eso, había logrado adquirir el conocimiento y se convirtió él mismo en un experto en la visualización de diseños de edificios. Pudo decir que, a pesar de que la idea estaba descartada, el borrador dibujado a mano diseñado por Sabrina era comparable al de un arquitecto profesional, lo que lo tomó por sorpresa.

‘¿Sabrina sabe cómo diseñar edificios?’, pensó, mientras colocaba el borrador de vuelta en su habitación y cerraba la puerta detrás de él antes de irse.

Mientras tanto, Sabrina tomó el único plano que consideró más cercano a la perfección para trabajar y se lo entregó al Director de Diseño en privado.

Ella nunca se permitía un capricho, y nunca había dicho una palabra al respecto. Entonces, cuando el director le propuso invitarla, ella simplemente respondió con un agradecimiento inexpresivo, antes de salir a informar a sus colegas.

Como siempre, la misión de pedir el almuerzo para todos y comprar bocadillos de la tarde aún recaía sobre los hombros de Sabrina ese día.

Primero se dirigió a un pequeño restaurante a comprar un almuerzo que no costaba más de diez dólares y luego fue a la tienda de té con leche para pedir las bebidas para llevar.

Fue en el momento en que se dio la vuelta para irse, después de finalmente pedir los bocadillos y los té con leche, que vio a una mujer que se interponía en su camino.

“¿Así que te cansaste de ser mesera y te has unido a los servicios de entrega?”. La mujer miró a Sabrina con una expresión arrogante.