Castigado por su amor romance Capítulo 703

Sus padres no sabían cómo reaccionar ante su petición.

Mientras tanto, el aeropuerto estaba completamente lleno de viajeros.

Muchos de ellos reconocieron a Sebastian, pero nadie se atrevía a acercarse a él para pedirle fotos o hablar. Después de todo, tenía la reputación de ser un hombre cruel. Sin embargo, este hombre despiadado estaba a punto de jugar piedra, papel o tijera con su esposa.

Kingston, que estaba de pie junto a ellos, inmediatamente se tapó la boca.

¡Si no lo hacía, se echaría a reír!

Al escuchar su conversación, quedó impresionado por la Pequeña Princesa, quien era experta en torturar a su padre.

¡Vaya!

Incluso el hombre al que llamaban el Rey de Ciudad del Sur quedaba indefenso frente a esta niña.

¡Piedra, papel o tijeras!

El director del Grupo Ford estaba a punto de jugar un juego de niños con su esposa en el aeropuerto.

Y por si fuera poco, tenía que encontrar una manera de hacer trampa.

Sebastián sabía que, aunque su hija les había pedido a los dos que jugaran, hubiera preferido quedarse con su madre.

¡Esa mocosa!

Sin importar el lugar o la hora, siempre estaría pensando en su madre. Era como una pequeña guardiana guerrera.

¡Piedra, papel o tijeras!

Sebastian le hizo una señal rápidamente a Sabrina con los ojos antes de comenzar a jugar.

"Aino, tendrás que quedarte conmigo durante los próximos dos días", dijo Sebastian, feliz.

Aino, que parecía algo decepcionada por los resultados, se rindió. "¡Ah!... Está bien".

¿Todavía conocía a alguien que viviera allí?

Sus vecinos, ¿se habían mudado todos?

Sabrina no sabía las respuestas a estas preguntas, por lo que era normal que se sintiera preocupada por el viaje que estaba emprendiendo.

Dos horas después, su avión aterrizó sin problemas. Después de salir del aeropuerto, tomó un taxi hasta el condado donde estaba su ciudad natal.

Dos horas después, finalmente llegó a su destino.

El pequeño condado estaba tan desarrollado que ahora se veía completamente diferente. Mientras pasaba por el pueblo, Sabrina apenas podía reconocer las carreteras y los edificios que se habían construido recientemente.

Había tantos edificios altos que se sentía perdida en medio de una jungla de cemento. Cuando miró la hora y se dio cuenta de que ya eran pasadas las diez y media de la noche, Sabrina decidió hospedarse en el Hotel Gran Julio, el mejor hotel del condado.

Entró en la habitación, dejó su equipaje a un lado, y llamó a su esposo de inmediato. "Sebastian, finalmente estoy en casa".