Castigado por su amor romance Capítulo 743

Sin embargo, el hombre que tenía ante sus ojos era tan cálido y amable con su mujer que era comparable con la suave brisa de primavera. Era como un agua de baño caliente a 40 grados.

Mary olvidó que estaba a las puertas de la muerte por un momento. Lo único que pensaba era que su esposo nunca la había tratado así en los siete… ocho años que llevaban casados.

El dulce trato del hombre que tenía delante le provocaba unos celos inexplicables.

Quien se casara con este hombre experimentaría la vida como si la hubieran sumergido en un tarro de miel.

No solo Mary pensaba así. La pequeña multitud que seguía a Sebastian estaba completamente sorprendida.

Después de presenciar con sus propios ojos las palabras y las acciones de Sebastian y su hija, estaban seguros de que el actual líder del Grupo Ford, Sebastian Ford, realmente le tenía miedo a su esposa.

Los rumores de internet parecen ser ciertos.

De un momento a otro, Sebastian ya estaba de pie frente a Sabrina, rodeándola con su brazo. "¿Por qué? ¿No hubieras venido a cenar si sabías que había tanta gente? Nuestra princesa mayor siempre ha mantenido la calma y la serenidad, sin importar si hay enemigos, ¿no es así?".

Sabrina sonrió y asintió al decir: "Puedo comer. Vamos, querido. Cenaremos aquí".

"Por favor...", dijo Mary en el suelo, casi suplicando. Su cara de preocupación era un gran contraste con su actitud grosera de hace unos momentos.

Sebastian se dio la vuelta y miró a Mary, y luego dirigió su mirada hacia Sean: "Señor Zeller, ¿es ésta su esposa?".

Sean se quedó sin palabras.

¡Esta maldita mujer!

Se había graduado con honores. Tenía un futuro brillante por delante. Al paso que iba, ¡podría ser promovido algún día a Ciudad Kidon!

Sin embargo, ¡todo se arruinó por culpa de esa maldita mujer!

Solo pudo ayudar obedientemente a su mujer a levantarse del suelo y entrar de nuevo en la sala, siguiendo a la pequeña multitud.

Todo el cuerpo de Mary estaba adormecido y débil, como si fuera una prisionera en el corredor de la muerte y su próximo destino era la guillotina.

En la sala, Sebastian, Sabrina y Aino se sentaron primero. Todos los demás permanecieron tensos y en silencio. Kingston tuvo que aligerar el ambiente: "Todos, por favor, sean ustedes mismos. Este es un banquete familiar, el Amo Sebastian, la Señora y la pequeña princesa son gente amigable".

Los presentes no eran estúpidos. No han hecho nada para estar en la lista negra de Sebastian, así que quizás era mejor acompañar a la familia en esta comida.

Mary era la única excepción. Se sentó a los pies de Sabrina y no se atrevió a hablar ni a llorar. Se sentía tan incómoda que deseaba que apareciera un agujero bajo sus pies y se la tragara. Parecía un perro leal.

Sin embargo, justo en ese momento, un extraño irrumpió de repente en la sala.

Una voz audaz y autoritaria llegó desde la puerta: "¿Quién? ¿Quién se atrevió a intimidar a mi pequeña Mary? ¡¿Acaso quiere morir?!".