Castigado por su amor romance Capítulo 844

Sabrina pensó que estaba soñando.

Se pellizcó las mejillas con mucha fuerza. "¡Ay, me duele!".

Volvió la cabeza después de eso y vio que el hombre que estaba en la puerta, de pie como un Dios descendiendo de los cielos, era su esposo, Sebastian.

"Sebastian…". Sabrina empezó a llorar.

¿Podría realmente vivir para ver a su esposo otra vez?

Sabrina corrió desesperada hacia él. “Sebastian… Querido…. Yo... ¿todavía estoy viva?".

Sebastian se sentía desconsolado. “¡Lo siento, llegué tarde, lo siento!”.

Sebastian tiró con fuerza de Sabrina, y la abrazó con sus dos brazos. No se preocupó por Holden, que estaba sentado en el sofá.

Ninguno de ellos lo vio marcharse, a pesar de que Sebastian y sus subordinados entraron en la mansión sigilosamente. Holden estaba sentado justo en el sofá. ¿Cómo fue posible que el sofá se balanceara como un columpio y volvía a su estado original después de columpiarse, pero Holden ya no estaba allí?

Kingston no podía entenderlo. "Amo... ¡Ha sucedido algo extraño!".

Sebastian todavía estaba consolando a Sabrina mientras ella lloraba. Cuando escuchó a Kingston llamarlo, miró hacia el sofá y se quedó perplejo.

¿Dónde estaba esa persona?

Holden se filtró personalmente en Ciudad del Sur y fue directo por Sabrina. Esto fue un descuido por parte de Sebastian.

Sebastian se dio cuenta de que mucha de la información en Ciudad del Sur ya se había filtrado a Isla Estrella.

Todo esto gracias a Lincoln y a su familia.

"¡Búsquenlo!". Sebastian ordenó: "¡Encuéntralo, así sea en el fin del mundo!".

Sebastian seguía asustado al pensar en ello.

En realidad, él estaba al tanto de que había movimientos estratégicos en Isla Estrella durante los últimos días, y los había estado evitando.

Por esta razón no permitió que Sabrina fuera de viaje de negocios a la Ciudad de Lindberg cuando ella lo llamó.

Sin embargo, no esperaba que la mujercita no le tuviera miedo y desobedeciera sus órdenes. Ella no lo llamó para hacerle una solicitud, sino para informarle.

Quería informarle que se iba de viaje de negocios.

Quería pedirle que cuidara bien de su hija, Aino.

Eso era todo.

Después de que Sabrina colgara el teléfono, empacó rápidamente la maleta y se fue a la Ciudad Lindberg. Cuando Sebastian llegó a casa desde la empresa lo más rápido que pudo, estuvo a punto de detenerla. Sin embargo, permitió que ella saliera de la casa y subiera al coche hacia la Ciudad Lindberg.