Castigado por su amor romance Capítulo 845

Desesperado, Sebastian no tuvo más remedio que volar hasta la Ciudad Lindberg.

Cuando llegó allí y encontró el hotel, todavía estaba un paso atrás.

Para cuando subieron las escaleras y encontraron la habitación de Sabrina, ella ya no estaba allí.

Ruth, quien estaba sola en la habitación, llamaba desesperada. Cuando vio llegar a Sebastian, lloró por la preocupación. “Lo siento, Amo Sebastián, lo siento. Yo… yo solo bajé a atender una llamada telefónica. La recepcionista del hotel me pidió que atendiera una llamada. No imaginé que fuera una trampa. Bajé para atender una llamada extraña, y cuando volví a subir, Sabrina... Simplemente desapareció, como un fantasma. Amo Sebastian, todo es mi culpa, mi vida está a su disposición y no tendré nada que refutar”.

Después de decir esto, Ruth se quedó de pie frente a Sebastian como si estuviera lista para su muerte.

Sin embargo, él dijo con calma: "No es tu culpa. Esto fue una trampa. Lo más urgente ahora es que revises el video de vigilancia del hotel con nosotros. No podemos dejar pasar nada por alto".

"¡Mm-hmm!". Ruth asintió rápidamente.

Normalmente, el hotel no permitiría que personas extrañas vieran sus videos de vigilancia. Sin embargo, una persona había desaparecido en el hotel y no podían permitir que los clientes se enteraran. Además de eso, Sebastian estaba allí de pie, entonces, ¿quién se atrevía a ir en su contra?

¿Acaso no quería seguir viviendo?

Todos los colegas de la firma de diseño arquitectónico ayudaron a mirar la vigilancia juntos.

Andrew estaba llorando mientras veía los videos.

Revisaron el video de vigilancia varias veces, pero solo vieron a Sabrina en la habitación.

Al verificar por última vez, Sebastian, que era muy observador, vio un punto negro en un área en la pequeña esquina del punto ciego de la cámara. Cuando lo ampliaron, parecían ser las ruedas de una maleta.

¡Eran las ruedas de una maleta!

Sebastian observó más videos de vigilancia para ver si la maleta estaba en el pasillo después de esto.

Efectivamente, ¡estaba allí!