Castigado por su amor romance Capítulo 86

Sabrina se despertó muy temprano a la mañana siguiente por el sonido de alguien tocando la puerta. Al verla, Sebastian tuvo que hacer una pausa por un segundo.

El rostro de ella parecía estar lleno de vigor cuando levantó la cabeza para mirarlo.

“La computadora portátil es muy útil y muy rápida. Todo el software que contiene está destinado al diseño, y todos han sido realmente buenos. Gracias. Esta computadora portátil es mucho más útil que la ropa que me compraste”.

“Lo que quería decirte es que, incluso si no firmaras ese contrato conmigo, aún me casaría contigo. Todavía llamaría a la Tía Grace mi madre, y todavía estaría a su lado en sus últimos momentos”.

“A partir de hoy, no tienes que cumplir el contrato por mi bien”.

“Gracias de nuevo, voy a ir a trabajar ahora”.

"Oh, si. Si estás ocupado, no tienes que apresurarte a ver a la Tía Grace por las mañanas, yo la cuido bastante bien por mi cuenta”.

"Ya me iré".

Diciendo esto, ella se dio la vuelta y se fue.

Sebastian se quedó sin palabras. Había pensado que ella era fría y distante, carente de juventud y abrumada por pensamientos pesados. No esperaba encontrarla como una joven que se iluminaría tanto después de recibir solo un poco de luz.

Sin embargo, incluso si ella no lo hubiera dicho, Sebastian no había planeado visitar a su madre esa mañana. Todavía había asuntos que tenía que atender. Específicamente, aún no había averiguado la identidad del instigador del grupo de ayer.

Sebastian había dado una orden. Investigar todo en una noche y eliminar cualquier problema futuro.

Ahora, la noche había pasado y los problemas se habían eliminado. Sin embargo, todavía necesitaba tomar el poder y la riqueza de aquellos que luchaban contra él. Por eso iba a la empresa tan temprano en la mañana. Tenía una reunión con los departamentos administrativo y financiero.

En la empresa, luego de la llegada de ambos departamentos, un ejecutivo del departamento administrativo pensó sobre la situación de Sebastian.

Lincoln habló con impaciencia por el teléfono. "¿Hola, quién es?".

Sebastian respondió con frialdad. “Sebastian”.

“Sebastian, ¿Por… por qué? Yo... estaba planeando llamarlo. Ni siquiera he conseguido hacer eso y ya me ha llamado usted mismo. ¿Ya sabe? No es un problema, realmente no lo es… En cuanto a Selene, lo manejaremos nosotros mismos, no le causaremos ningún problema a usted". El discurso de Lincoln al otro lado de la línea fue errático y sonaba como si estuviera lleno de dolor.

"¿Qué?". Sebastian no entendió.

En ese momento, el llanto de Selene se escuchó de repente. “¡Joven Amo, Joven Amo Sebastian, sálvame, date prisa y sálvame! Mi mamá y mi papá quieren que aborte a mi hijo, para no ser una molestia para ti en el futuro. Joven Amo, te lo ruego, no te molestaré más, así que por favor déjame quedarme con mi hijo. Te lo ruego, Joven Amo…”.

Lo que siguió fue la voz claramente exasperada de Lincoln. "¡Tu! ¡Selene, eres demasiado ignorante! Dame el teléfono".

Las cejas de Sebastian se alzaron, su voz se elevó con ellas cuando preguntó: "¿Estás embarazada?".