Castigado por su amor romance Capítulo 867

Alex disfrutaba de la lucha interna de su mujer. Sus labios se curvaron en una sonrisa malvada detrás de ella. Por suerte, Jane era una mujer excepcionalmente benevolente y mantuvo con éxito su sonrisa gentil mientras miraba a Sabrina.

Por otro lado, Sabrina se reía con la cabeza enterrada en los brazos de Sebastian. Se puso a dar pisoteadas por la vergüenza. "¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo puede ser? Estoy tan avergonzada. Yo... ¿cómo no pude darle a ninguno de los objetivos? Oh...".

Nunca había presumido ante nadie. Sabrina siempre había sido una persona madura que nunca decía una palabra sobre algo de lo que no estaba segura. Hoy, se sintió eufórica de alegría al saber cómo Sebastian la apreciaba, lo suficiente como para prepararla a ella y a Aino para el futuro, e incluso para traer a todas las personas de la alta dirección y presentarlas ante ella.

Aunque había llorado hace poco porque estaba preocupada por Sebastian, después se sintió muy feliz. Al final, se dejó llevar por esta felicidad que la nublaba y se ridiculizó a sí misma ¡Qué vergüenza!

Se escondió en sus brazos y pensó: ‘¡Más vale esconderme y más nunca mostrar mi cara!’.

No sabía que su descuidada y exagerada presumida y el no haber anotado a los blancos, había entretenido a todos los gerentes que la observaban. Todos sonreían, ya que finalmente se dieron cuenta de por qué el Director había empezado a sonreír en los últimos meses.

Su expresión se volvió tranquila y ya no hablaba de matar con tanta facilidad. No era de extrañar, teniendo en cuenta que tenía una esposa tan adorable y con los pies en la tierra. Los ejecutivos retrocedieron lentamente y desaparecieron en la distancia, incluso Kingston se fue con ellos. Pronto, solo quedaban dos parejas en el campo de tiro de diez mil metros cuadrados.

"Muy bien, se han ido", dijo Sebastian a su mujer con voz ronca y baja.

"¿De verdad?". Sabrina separó ligeramente la cabeza de los brazos de Sebastian con cautela y miró a su alrededor. Efectivamente, solo quedaban cuatro personas en el campo de tiro. Los otros dos que quedaban estaban de pie en el extremo oeste, a unos cien metros de ellos.

"Ahora, ¿necesitas que te enseñe o no?", preguntó.

"¡Claro que sí! ¡Definitivamente voy a dominar esto! ¡Algún día, me reivindicaré frente a tus subordinados! Vamos, ¡empecemos ya!", exclamó Sabrina. Se dio la vuelta para mirar a Alex y Jane, antes de animar a Jane con un gesto de su mano. La sonrisa de Jane también la animó a ella.

Al mismo tiempo, el hombre que estaba detrás de Jane la obligó a voltear la cabeza y le dijo: "¡Tú también tienes que aprender!".

Jane apoyó la cabeza en el hombro de Alex. "Esposito, ya me conoces, esto no me gusta para nada. Probablemente no aprenderé ni aunque intentes enseñarme. Me pides que dispare a los objetivos, cuando hasta el sonido me altera".