Castigado por su amor romance Capítulo 868

La expresión de Alex se tornó sombría. "¡Todavía no te has recuperado y ya estoy sintiendo un deseo tan fuerte por ti! ¡M*ldita sea!".

Conmovida, Jane dejó escapar una suave risa. "Está bien, Alex, ya pasaron más de veinte días. En realidad, no es tan malo como crees. Además, me seguiste alimentando con ginseng y todo tipo de suplementos, mi cuerpo ya se ha recuperado desde mucho antes".

Alex entrecerró los ojos. "Entonces, ¿por qué me dijiste hace poco que no te sentías cómoda llevando ropa deportiva ajustada?".

La mención de la ropa deportiva ajustada hizo que Jane mirara a Sebastian y Sabrina inconscientemente. La ropa deportiva holgada que llevaba Sabrina era realmente hermosa. No tenía ningún accesorio específico, pero aun así Sabrina se las arreglaba para verse sensacional con ella.

Frunció los labios y le explicó: "Alex, yo... yo solo envidio la forma de ser de Sabrina. Tiene un alma orgullosa y, antes, cuando no había hecho las paces con el Amo Sebastian, no le importaba si vivía o moría, aunque lo obedecía en el exterior, realmente no lo pensaba. Su espíritu está por encima de todo, por lo que podía mantenerse serena o despreocupada según las circunstancias. La razón por la que es tan hermosa con la ropa deportiva holgada no es por la ropa en sí, sino por la belleza natural que irradia. Pero yo soy diferente…". Jane se detuvo un momento y mostró una sonrisa suave, pero anhelante, en su rostro.

Luego, continuó: "Soy mayor que Sabrina y más madura en comparación. Si utilizo ropa tan holgada, podría parecer muy pretenciosa y exagerada. Me funciona mejor vestirme con ropa ajustada, que sea más sexy. Se supone que las mujeres en la treintena están en la cumbre de su sensualidad, así que probablemente no sería apropiado retroceder y jugar a ser inocente. ¿Verdad, esposito?".

La forma en que admitió con gracia que era una mujer mayor demostró lo increíblemente madura que era para Alex. Eso era lo que más le gustaba de ella, que nunca causaba problemas y se mantenía obediente. Jane llevaba ya casi seis años junto a él y ni una sola vez le había causado problemas. Era muy comprensiva y dulce.

Al instante, una ventana que bloqueaba el sonido apareció y separó por completo los asientos traseros de los delanteros, de modo que el conductor no podía ver o escuchar lo que ocurría en la parte trasera. El conductor fue lo suficientemente sensato como para seguir conduciendo, a pesar de todo.

El camino entre la montaña estaba lleno de curvas y baches, con una pronunciada pendiente hacia abajo. Jane se balanceaba de un lado a otro sobre el regazo de Alex, pasando de rodear su cuello con los brazos a enderezarse y aferrarse a la manigueta de vez en cuando. Los dos se entrelazaron estrechamente, y perdieron la noción del tiempo mientras el coche iba en marcha.

Justo al pie de la montaña, donde había más silencio, se encontraba una de las mansiones de Alex. La mansión estaba vigilada con un avanzado programa de seguridad, pero solo con dos empleadas para servirles.