Castigado por su amor romance Capítulo 890

Sabrina pensó que podría ser Nigel y, como era de esperar, era él. Había un tono de tristeza en su suave voz. "Sabrina, soy yo, Nigel".

"¡Sé que eres tú!". Sabrina todavía estaba furiosa.

"¿Estás enfadada conmigo, Sabrina?", preguntó Nigel.

"Amo Connor, en realidad no debería estar diciendo esto, porque soy la razón por la que fuiste a Isla Estrella, pero ¿sabes que no me estás ayudando para nada?". Cuanto más hablaba, más se enfurecía con él.

Sentada a su lado, Aino tenía los brazos alrededor del bolso de su madre, cuidándolo. Levantó la cabeza para mirar a Sabrina. "Mami, ¿con quién estás discutiendo? ¿Alguien te está molestando? Si lo hacen, dímelo, ¡te aseguro que les daré una paliza!".

Aunque hacía más de seis meses que habían vuelto al lado de Sebastian, Aino seguía corriendo a defender a su madre ante cualquier indicio de amenaza. La niña amaba profundamente a su madre. Al ver esto, incluso Jane sintió compasión por la niña. Abrazó a Aino. "Sabbie, baja la voz. Pase lo que pase, tómatelo con calma, no te enfades. Asustarás a la niña".

Sabrina miró a Jane con gratitud, puso la mano sobre el micrófono y le dijo a Jane y a sus otras amigas a su lado: "¿Pueden las tres llevar a Aino a uno de los restaurantes famosos de internet que hay por ahí, por favor? Yo iré después de terminar esta llamada".

Las tres mujeres asintieron comprensivamente. Llevaron a Aino a la planta donde estaban todos los restaurantes.

Solo entonces Sabrina dijo en el teléfono: "Amo Connor, gracias a su pequeño viaje a Isla Estrella, sus padres vinieron a ver a Sebastian".

Nigel trató inmediatamente de explicarse por teléfono. "Sabrina, vine a Isla Estrella por mi propia voluntad, no tiene nada que ver contigo. Tú no me pediste que viniera, ¡lo hice porque quise!".

"¡Lo sé! ¿Pero acaso tus padres piensan así? ¡Creen que te hechicé para que obedecieras todas mis órdenes y luego te ordené que arriesgaras tu vida por mí y fueras a la Isla Estrella a pelear por mí! ¡Pero yo no hice nada de eso!", espetó Sabrina, sintiéndose agraviada y enfadada al mismo tiempo. Todos estos años, la incomprensión que la gente de Ciudad del Sur sentía por ella le ponía una enorme tensión sobre los hombros. Un día, podría explotar.