Castigado por su amor romance Capítulo 899

La mujer en la cocina era increíblemente virtuosa. Aino la seguía como una pequeña cola mientras ella se ocupaba de la cocina. "Tía Jane, las almejas al vapor que quería mi Mami, ¿ya están listas? Quiero probar una ahora".

"Je, je". Jane se rio de sus travesuras. "Están calientes. Te daré una, pero primero espera a que se enfríe, ¿de acuerdo?".

Aino asintió de inmediato. "De acuerdo, Tía Jane".

Jane sacó una para Aino y la puso en un plato pequeño para que se enfriara. Un minuto después, lo tomó con su tenedor y, con cuidado, metió el tenedor en la boca de Aino.

La niña comió con gusto.

Jane también la miró con entusiasmo, como si la comida estuviera en su propia boca.

En el salón, mientras los dos hombres vieron esta escena, una sonrisa se formó en el rostro de Sebastian.

Mientras que la expresión de Alex mostraba sentimientos encontrados.

¿Acaso no era él quién no quería hijos?

¡Sí quería!

Pero él realmente no quería tener hijos con Jane.

Porque no quería lastimarla.

En algún lugar, en lo profundo de su corazón, todavía la echaba de menos, a esa mujer que no podía olvidar.

Al cabo de una hora, Jane sirvió una comida magnífica en la mesa.

La comida se veía aún más deliciosa que la comida que comieron en el centro comercial aquella tarde y, lo que era más importante, a Alex le encantaba.

Incluso con las dos damas, Sabrina y Aino, mirando, Alex comió con entusiasmo, sin tratar de mantener su imagen.

Al verlo casi inhalar su comida, Aino también dejó limpio su plato.

Alex apodó esta comida 'La última cena'.

Tanto Sebastian como Sabrina se despertaron temprano por la mañana. Kingston ya los estaba esperando abajo, y todo estaba listo.

No llevaron mucho equipaje.

De sus subordinados, Kingston fue al único que llevaron.

Ni siquiera le dijeron a la Familia Ford para evitar que se filtraran noticias al Viejo Amo Shaw.

Así, la familia de tres subió silenciosamente a su avión.

Tres horas después, el avión aterrizó en Isla Estrella. Una vez que salieron del aeropuerto, Sabrina le preguntó a su esposo: "Sebastian, después de llamar a un taxi, ¿vamos al hotel primero? O, ¿qué otros planes tienes en mente? Ah, y por cierto, ¿puedes hablar el idioma local?".

Antes de que Sebastian pudiera responder, un coche apareció frente a ellos.

Un hombre salió del coche y le dijo respetuosamente a Sebastian: "Buenos días, Amo Sebastian, Señora y pequeña princesa. Por favor, suban".

Sabrina: "…".