Castigado por su amor romance Capítulo 919

"¡Por supuesto! Soy el dueño del Ala Este. Aquí, cumplo todas mis promesas", aseguro Holden.

"Oh... Oh, tengo un gran caballo para montar ahora". Aino abrazó a su osito de peluche y corrió a jugar encantada.

A los niños todavía les encantaba jugar afuera.

Pues era grande y espacioso.

Holden siguió fumando su cigarrillo. Entonces, le dijo a Sabrina: "Unas cuantas bocanadas más y termino".

En realidad, acaba de empezar a fumar el cigarrillo que tiene en la mano.

Sabrina se rio repentinamente. "¿Por qué…? ¿Por qué eres tan amable con mi hija? Parece que... ¿realmente te gustan los niños?".

"¿Por qué?". Holden golpeó la punta de su cigarro en el cenicero. Luego, cerró los ojos para considerar su pregunta.

"Solía ​​estar solo todo el tiempo cuando era niño. Cuando tenía más o menos la edad de Aino, todo lo que deseaba era que mi padre me abrazara, que mi madre me sostuviera en sus brazos, pero nunca lo hicieron. Siempre fueron tan fríos y distantes conmigo, y mi madre me decía…".

Al pensar en su infancia, un destello de dolor cruzó su mirada.

Sabrina preguntó: "¿Qué te dijo tu madre? Ella no puede haberte dicho que no te quería, ¿verdad?".

Sabrina también era madre, por lo que entendía lo que se siente ser una. Todas las madres harían lo posible por amar y cuidar de sus hijos.

"Ella dijo que no era mi madre biológica. Dijo que mis tres hermanos y yo nacimos de madres diferentes". Holden soltó una risa corta y miserable.

Sabrina se sorprendió.

Él y sus tres hermanos nacieron de diferentes madres, entonces, ¿cómo podría su destino ser tan similar al de Sebastian?

Sabrina no pudo evitarlo y lo miró de nuevo.

¡Solo una vez más!

Realmente sentía que Holden era muy similar a Sebastian, pero no podía describirlo con exactitud.

¿Era su estilo?

Para ser sinceros, no. Tras estudiarlo de cerca, los dos realmente se veían diferentes.

A pesar de que el suelo del jardín no estaba sucio, tampoco estaba completamente limpio. Holden no se cambió de ropa. En cambio, se arrodilló en el suelo con su costoso traje de diseñador y dejó que Aino se subiera a sus hombros. Sus pequeñas manos sujetaron sus orejas. "¡Caballito, caballito, corre rápido!".

Holden saltó del suelo.

"Jajaja… Jajaja… ¡Mami, Mami, ven a ver! ¡Rápido! ¡Esto es tan divertido!". Aino realmente se estaba divirtiendo.

Ella gritó y llamó a su madre con felicidad.

En ese momento, la puerta exterior al jardín se abrió de golpe.

Aino se quedó helado sobre los hombros de Holden, sin atreverse a moverse en absoluto.

Holden levantó la cabeza y miró en dirección a la puerta.

Un hombre entró por la puerta, gritando furiosamente cuando vio lo que hacía Holden. "Holden! ¿Sabes qué tan apropiado es lo que estás haciendo?".

Con esto, el hombre miró a Aino. "¿Tú…? ¿Eres la hija de Sebastian Ford?".