Castigado por su amor romance Capítulo 918

Sabrina estaba muy familiarizada con aquellos ojos. Eran los ojos de Nigel.

Frente al Hotel Internacional Isla Estrella, había un establecimiento, y Nigel estaba sentado detrás del el.

Obviamente, era el dueño del establecimiento.

Sabrina se quedó sin palabras. "...".

En ese momento, sintió una gran cantidad de emociones encontradas en su pecho.

Antes era el joven amo del Grupo Connor, su joven director, y uno de los miembros más prestigiosos de la sociedad de Ciudad del Sur. Aunque el Grupo Connor ahora estaba cuesta abajo, la identidad de Connor como único nieto materno de la familia Ford le bastaba para disfrutar de su vida como uno de los jóvenes más codiciados de Ciudad del Sur. Cuando estaba ahí e iba a donde fuera, la gente se inclinaba y lo trataba con un respeto absoluto.

Pero ahora, en Isla Estrella, Nigel Connor estaba vendiendo sus productos en un puesto al lado de la carretera.

¡Un puesto al lado de la carretera!

Ella sintió una ola de emociones en su pecho, y las esquinas de sus ojos se enrojecieron.

Casi nunca lloraba fácilmente, pero si alguien se sacrificaba desinteresadamente por ella, el corazón de Sabrina se ablandaba al instante.

Hasta ponerse muy, muy blando.

Abrió la boca y estuvo a punto de llamarlo, pero él se dio la vuelta, cerró su puesto y se fue rápidamente.

Sabrina se quedó sin palabras. "...".

Sabía que Nigel se había ido para protegerla.

Sabrina recuperó la calma nuevamente, así que subió al coche de Holden sin expresión y regresó a la mansión Payne.

Cuando regresaron de nuevo a la mansión, Sabrina y Aino ya no estaban tan asustadas y temerosas como hace unas horas.

Abrazando a su oso de peluche en sus brazos, Aino fue a toda prisa en cuanto entraron en el Ala Este.

"Ponte cómoda. En la noche le pediré a los sirvientes que preparen una habitación para ti y para Aino", dijo Holden.

Sabrina no podía decirlo con exactitud.

En ese momento, Aino entró corriendo en la casa desde el jardín, abrazando a su oso de peluche. Se inclinó al lado de su madre y miró a Holden.

"Malvado...". Aino lo llamó.

Él levantó una ceja y la miró con curiosidad.

"¿Puedo montar en tus hombros? ¿Como montar a caballo?". Aino vió que el jardín era enorme, casi tan grande como el de la casa de su bisabuelo. Pero cada vez que iba a la casa de su bisabuelo, lo único que hacía era hablar con sus bisabuelos y su abuelo. Ella específicamente quería jugar a montar a caballo en un jardín amplio y espacioso.

Al escuchar las palabras de su hija, Sabrina se quedó helada inmediatamente.

Esta vez, puso una expresión seria al regañar a su hija: "¡Aino! ¡Eso es demasiado! ¡Nada de jugar a montar a caballo! ¡El Tío no lo aceptará!".

Sin embargo, en el momento en que las palabras salieron de su boca, Holden la contradijo: "¡Claro! Cuando termine este cigarrillo, me cambiaré a una ropa holgada y cómoda, y te haré un pequeño látigo. Luego podemos jugar a montar a caballo en el jardín".

"¿De verdad?". Aino miró a Holden con sorpresa y deleite.