Castigado por su amor romance Capítulo 975

Sebastian entró tranquilamente, sin pedir disculpas, sin dar ninguna explicación, y se sentó tranquilamente en su silla.

“¿Eres un mueble? Rápido, ¡busca mi dedo!”. Lincoln no se atrevió a decirle nada a Sebastian. Solo bajó la cabeza y le susurró a Jade, que todavía estaba conmocionada.

Jade se arrodilló en el suelo y comenzó a buscar el resto de su dedo. Luego de un minuto, lo encontró. Levantó el dedo pálido y sin sangre y dijo: "Lo encontré... cariño. Lo encontré".

"¡Tíralo a la basura!", dijo Sebastian abruptamente.

Jade parpadeó hacia él.

“¡Soldados!”. Sebastian llamó de inmediato. En el momento en que las palabras salieron de su boca, un hombre grande y corpulento entró en la sala. Era uno de los soldados contratados que custodiaban a la familia Lynn en el aeropuerto.

"Amo Sebastian, ¿alguna orden, Señor?", preguntó el soldado respetuosamente.

“El dedo que sostiene la Señora Lynn, tíralo al río para alimentar a los peces”. Sebastian habló casualmente. Dio la orden, sin ninguna muestra de emoción, pero todos los presentes se estremecieron al escucharlo. Hasta el Viejo Amo Shaw estaba sorprendido.

Jade reunió su coraje. “Amo… Amo Sebastian, ¿por qué…? ¿Por qué está tan enojado? Lincoln, él... Él solo estaba tratando de educar a su hija adoptiva. No le hizo nada a Sabrina. Amo... Amo Sebastian, por favor, tenga compasión, permítanos quedarnos con el dedo. Si vamos al hospital ahora, todavía se puede cocer...".

"¡Ve, toma el dedo y tíralo al río de inmediato!". Sebastian ni siquiera se molestó en mirar a Jade, mantuvo sus ojos fijamente en el soldado.

Estaba tan enojado que tosió, pareció ahogarse con el aire. Siguió tosiendo mientras miraba a Sabrina. ¡Todo fue su culpa! ¡Esa malvada mujer!

El corazón de Sabrina se hundió lentamente en la boca de su estómago. Ella deseaba llegar a un punto medio con el anciano hoy. Nunca pensó en que serían familia, pero ella cedió y dio un paso atrás en los últimos días. ¿Por qué todavía se negaba a creer una sola palabra que viniera de ella?

El cuerpo de Sabrina se estremecía mientras su corazón se apretaba. Las lágrimas se acumularon en sus ojos y sus manos temblaban con fervor.

Sebastian la acercó hacia sus brazos. Mientras la abrazaba contra su pecho, dijo con voz fría y profunda: "¡En este mundo, cualquiera que se atreva a lastimar a mi esposa, debe morir!".