Castigado por su amor romance Capítulo 974

Kingston suspiró. "Estoy 99% seguro de que es así.

La niña de seis años no entendía a lo que se refería con el 99%, por lo que volvió a preguntar: "Ese anciano de la familia Lynn, ¿es el papá de mi Mami?".

Kingston asintió. "Sí”.

En el momento en que dijo eso, la niña comenzó a llorar. Hace un momento, ella era como una pequeña guerrera, jurando proteger a su madre, queriendo enganchar al anciano con dos anzuelos de metal. ¿Cómo empezó a llorar tan solo un momento después?

"¿Qué pasa, pequeña princesa?". Kingston estaba preocupado.

Aino sollozó: “¿Por qué? ¿Cómo pasó esto, Tío Kingston? ¿No deberían los padres amar y apreciar a sus hijas, al igual que mi Papi me ama a mí? Pero, ¿por qué el papi de mi Mami no la ama? ¡Él ama a la enemiga de mi Mami! ¿Por qué? Tío Kingston, estoy triste por mi Mami”.

Kingston suspiró. Al ser una niña de solo seis años, sus pensamientos y su mentalidad no eran tan complejos. No podía comprender la maldad y la crueldad que tenían los adultos. Todo lo que sabía era que, al ser su padre, debía amar a su hija como corresponde.

Al ver su reacción, Kingston se arrepintió de haberle dicho la verdad a la niña. Trató de consolarla inmediatamente: “Lo siento, lo siento, pequeña princesa. Me equivoqué, mi suposición no es correcta. El anciano de la familia Lynn, él… él no es el padre de tu madre, es el enemigo de tu madre. Cometí un error, ¿puedes… puedes perdonarme, por favor?”.

"Está bien". La niña sonrió de inmediato. Ella ya lo había perdonado.

La situación era caótica allí dentro.

Lincoln cayó en la silla, afectado por el dolor. Selene y su madre estaban asustadas. El Viejo Amo Shaw miró a Sebastian, que acababa de regresar. Casi no podía hablar.

Aunque Sabrina también estaba conmocionada, su expresión era mucho más tranquila. Ella conocía a su esposo. Sebastian nunca daba indicios sobre sus próximos planes. Siempre actuaba de manera rápida e inesperada y mantenía la calma todo el tiempo. Sin embargo, no dejaba espacio para los errores, cada movimiento fue despiadado y cruel.

"Tú...". Lincoln señaló a Sebastian con dolor, pero pasados unos largos minutos, continuó sin poder pronunciar ninguna palabra. Presionó el extremo que una vez llevaba su dedo, tratando de detener el flujo de sangre fresca. Miró a Sebastian con incredulidad, sus ojos mostraban todo su terror, pero no se atrevió a hacer nada en respuesta.