Cielo y Barro romance Capítulo 105

Noelia se sintió algo incómoda con esa queja.

Viendo que la persona no decía nada, Valentina seguía quejándose sin cesar, con cierta codicia: —Noelia, no es que yo quisiera señalar tus fallos, es que tú dijiste que querías hacer promociones e inversiones, y yo he estado ocupada colaborando contigo.

Ella dijo, impacientemente apoyando su barbilla con la mano: —Tú hablaste de aprovechar el nombre del hospedaje para organizar un club de pesca exclusivo, y yo he estado esperando que lo hicieras realidad, pero ¿y tú? Simplemente dijiste que lo harías y no lo hiciste.

Al llegar a este punto, el corazón de Noelia se había enfriado más y más.

Valentina frunció los labios: —Tú decidiste irte, estuviste hospitalizada tanto tiempo y no quisiste regresar, ya se acerca el año nuevo, y no solo el club de pesca no está listo, ni siquiera hemos llenado las habitaciones del hospedaje.

Dicho esto, hizo una pausa, y con una mirada de reojo a Noelia, que permanecía en silencio, expresó su descontento: —¿Qué clase de situación es esta?

Ahora Noelia entendió claramente, Valentina estaba echándole la culpa de las pérdidas del hospedaje a ella.

Ella no dijo nada, solo miró fijamente a Valentina por varios segundos, creando un ambiente de frío silencio.

Valentina se sintió incómoda siendo observada, y se dio cuenta de que había dicho algo indebido sin querer: —Noelia.

Se acercó, sonriendo a Noelia de una manera un tanto forzada para complacer: —No te confundas, no quise decir eso.

—¿Entonces qué quisiste decir? —Noelia preguntó calmadamente.— Después de todo, solo estás quejándote.

Valentina se quedó paralizada por un momento.

Desde que Noelia se había mudado, Valentina nunca la había visto hablarle severamente a alguien en público. Reflexionando tranquilamente, cuando Antonio la humillaba, Noelia a menudo la defendía, ahora que su expresión había cambiado, era evidente que estaba realmente enojada.

Ella empezó a sentir pánico, abrió la boca intentando encontrar una excusa, pero Noelia no dejaba de hacer preguntas incisivas.

—Valentina, sé que tienes tus preferencias personales, por eso me detestas, y no lo menciono porque creo que no es necesario —dijo Noelia con el rostro serio.— Pero ya que hoy hemos llegado a este punto, también quiero seguir tu línea de pensamiento y preguntar.

Hizo una pausa, y con seriedad agregó: —¿Después de mudarme aquí fue a propósito que no pagué la renta? ¿O fue que me enfermé a propósito en este momento crítico y no te ayudé?

Valentina no sabía cómo responder a la acusación.

Noelia de repente recordó algunas advertencias que Antonio le había hecho anteriormente, lo cual la irritó de manera inesperada, y su tono se volvió un poco más duro: —Valentina, si no me equivoco, hasta ahora, todo el dinero para la promoción del hospedaje lo he puesto yo, nunca te he pedido que contribuyas con algo, ¿verdad?

Valentina se sonrojó y tartamudeó: —No, no, Noelia, todo el dinero lo has gastado tú.