CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX. romance Capítulo 17

UN ALFA TERRITORIAL.

Cassian había terminado de resolver sus asuntos, cuando fue interceptado por Patrick, este le dijo que dejaría a Lyall, para acompañar a Aylin, a lo que él no se negó. Podía comprender la sensación de soledad que ella experimentaba, el mismo había estado viviéndola durante cinco años.

Sin embargo, eso no significaba que no le iba a aclarar un par de cosas. Una vez que Patrick se fue con el resto de sus hombres, puso su mano en el hombro de Lyall, para luego apretarlo con fuerza, hasta el punto de clavar sus garras en él.

El beta gimió por lo bajo.

―Creo que deberás tener algo en cuenta… Hmm… ¿Cómo es que te llamas?

―Lyall, señor ―murmuro el beta conteniendo un gemido de dolor, Cassian estaba perforando su carne.

―Ok, Lyall. Verás, esta es mi manada, mi gente, y esa mujer que abrazaste hace un momento, en unas horas será mi compañera, mi mujer, mía, ¿entiendes? Así que será mejor que comiences a guardar distancia, me importa una m****a si eran amigos de la infancia. ―sus ojos se volvieron rojos y sus colmillos afloraron ―Si quieres seguir respirando, no vuelvas a poner tus manos en ella, ¿está claro?

El beta únicamente pudo asentir, reconoció perfectamente el peligro en Cassian.

―Bien ―sus colmillos se retrajeron, pero sus ojos continuaron rojos ―No creas que no puedo oler tu excitación, te gusta, la deseas y eso ―le dio una sonrisa malvada ―Es un gran error, así que será mejor que mates cualquier ilusión que tengas con Aylin, porque pronto, dejará de ser una Fox, para ser una Blackwood.

Luego de decir esto, soltó su hombro y lo palmeó levemente.

―Que tengas una bonita estadía en la manada ―dijo y siguió caminando hacia la gran casa.

Cuando llegó a la gran sala, su primer pensamiento fue subir las escaleras y darle una lección a su prometida, pero se contuvo.

«¿Acaso estoy sintiendo celos? ¡No! ¡Claro que no! No puede ser» se dijo a sí mismo «No puedo estar celando a una mujer que me importa menos que nada. Una mujer que no deseo tener a mi lado. Nuestra unión es…»

Entonces, una molesta vocecita habló de nuevo. Era una voz que además de resultar endemoniadamente molesta, parecía burlarse de él.

«¿Realmente no la quieres a ella a tu lado? ¿De verdad no te importa? ¿Entonces, por qué no aceptaste la propuesta de Patrick?»

«¿Cuándo vas a quedarte callado?» Lo regaño «Solo sabes atormentarme»

«Di lo que quieras, pero estás celoso, celoso, celoso»

Cassian apretó los dientes e ignoró a su lobo.

―¡Maldita voz y m*****a ella por provocarme esto! ―se giró y se metió en el estudio.

En el estudio, Cassian no estaba menos calmado. Caminaba de un lado al otro, mientras la rabia fluía dentro de él, tal vez fuera por el olor de ella en la habitación, y esto sólo contribuía a que recordara la sonrisa dulce y amorosa que le había dado al beta.

Sus manos se apretaron cada vez más y a pesar de que estaba haciendo lo imposible por calmarse, no sucedía, así que preso de sus instintos, salió del estudio como un vendaval y subió las escaleras directo a su habitación.

Aylin acaba de tomar una ducha, acaba de ponerse su ropa interior, cuando la puerta se abrió de golpe, se cubrió el pecho asustada y miró en dirección a la puerta. Solo para ver a un Cassian evidentemente enojado.

―¡¿Qué rayos te pasa?! ―exclamo y corrió a taparse con la toalla.

Él se quedó inmóvil mirándola como en trance, la cálida luz de la habitación resaltaba el cabello de Aylin y a Cassian le dio la impresión de que una docena de luciérnagas jugaba a las escondidas entre sus dorados cabellos, sintió fuertes deseos de acariciar los mechones y tomarlos entre sus dedos para comprobar su suavidad.

Mientras tanto, Aylin lo miraba presa del pánico. Sabía que algo no estaba bien con él, pero sobre todo, lo miraba sin ser consciente de todo lo que despertaba en el alfa. Cassian cerró la puerta y avanzó un paso hacia ella. No podía dejar de contemplar su larga cabellera dorada. Mientras se preguntaba cómo se sentirían las puntas de ese cabello en una caricia sobre su pecho.

Avanzo otro paso.

La distancia que los separaba era escasa. Aylin contuvo el aliento, mientras su corazón amenazaba con salirse del pecho.

Un paso más… y otro… entonces, ya no quedó espacio entre ellos dos.

Cassian alzó una mano hacia la mejilla de Aylin, la acarició con lentitud y suavidad.

«¿A caso va a besarme?», no pudo evitar preguntarse, así como él, ella también parecía estar en trance.

Pero el beso nunca llegó.

Él sacudió la cabeza para espabilarse y abrió mucho los ojos con sorpresa al ver como sostenía su cintura de forma posesiva, fue como si despertara de un trance.

Y se enfureció.

Con rapidez se apartó de ella y respiró con profundidad.

«¡Maldición!», gruñó en su interior.

Volvió a mirarla y tanto su cuerpo como su lobo querían estar cerca de ella, cada gramo de su cuerpo le pedía a gritos fundirse en el glorioso cuerpo que acaba de ver. Busco en su interior el único recurso que podía salvarlo de cometer un error.

La rabia.

UN ALFA TERRITORIAL. 1

UN ALFA TERRITORIAL. 2

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