Ares, que está bastante lleno de trabajo, ya que Jazmine se ha ido de viaje, y lo ha dejado a cargo de todo, considerando que en un par de meses deberá asumir la presidencia de Walton's Car, tal como él lo pidió. Está en su oficina, furioso esperando a Oliver para que le dé una explicación acerca de por qué un par de clientes lo llamaron para quejarse de la atención que recibieron por parte de él, mientras lo reemplazaba.
Firma algunos papeles, y mientras espera por su flamante primo que aún no llega, cita a Adriana, para ver cómo va la nueva campaña de publicidad de los nuevos modelos de autos; sin embargo, en su lugar aparece Maribel, la secretaria de Adriana.
—¡Señor! —Entra Lina, dejando pasar a Maribel.
—¿Dónde está Adriana? —Pregunta sin siquiera saludarla.
—Mi jefa pidió el día libre hoy, pero me encargó de entregarle esto. —Pone una carpeta sobre su escritorio. —Es la propuesta publicitaria para los nuevos modelos.
Ares revisa la carpeta, observando una propuesta que le gusta, muy bien detallada y bastante innovadora.
—Muy bien, la revisaré con más detalle. Ya puedes irte. —Le ordena a la joven, que se queda embelesada viendo lo guapo que es. Ares al ver que la chica no se va. Chasquea los dedos un par de veces para llamar su atención. —Ya puedes irte… —Dice nuevamente, y Maribel se disculpa, saliendo rápidamente de la oficina. Minutos después llama Vanesa y se lo piensa un par de veces antes de contestarle, pues últimamente no la soporta. Parece una niña quejándose por todo y todos. En especial de Eva con quien tiene una guerra casada a muerte.
—¡Hola! ¿Y ahora qué pasó Vanesa? —Le pregunta cansado y sin ánimos, para escuchar sus niñerías.
—Amor, lamento molestarte, pero tengo que contarte lo que hizo Aurora
—¿Aurora? ¿Qué hizo? — de inmediato muestra interés, ya que hace mucho que no la ve. Pues Vanesa ha decidido mantenerla encerrada en una habitación desde que Jazmine viajó, y él estuvo de acuerdo, pues últimamente verla le hacía sentir una especie de deseo en su cuerpo que no podía controlar al recordarla en ropa interior y eso le molestaba. Incluso en la intimidad con Vanesa, anhelaba el cuerpo de Aurora a pesar de que jamás ha sido suya.
—Esa bruja se fue…
—¿¡Qué!?
—Me golpeó, parecía una fiera jalándome mi hermoso cabello rubio.
—¿Aurora te pegó? —Ares pregunta con duda, pues en los meses en que ha sido esposo de Aurora, ella jamás ha mostrado ningún tipo de agresividad. Aunque podía ser cierto, después de todo ya la había lanzado por las escaleras una vez.
—Si, lo hizo, y aunque yo intenté defenderme, su hermana que vino a visitarla junto a su padre la ayudó a que me golpeara.
—Espera… ¿¡Qué!?
—Y en mi desespero, les grité que no eran más que unas asesinas, lo que hizo que el viejo me preguntara por qué las había llamado así, haciendo que me soltaran y al contarle todo, se desmayó. —Sigue hablando sin parar, sin dejar que Ares diga una sola palabra.
—¿Y está bien?
—Debe estarlo, tu hermanastro Daniel, quien por cierto no me gusta cómo me mira con desprecio, dijo que lo llevaría a la clínica y se fue junto a esas dos hermanitas de la muerte. Yo intenté detener a la monja asesina, pero me ignoró y se fue.
Ares cuelga sin darle tiempo a Vanesa de que siga hablando y de inmediato llama a Daniel.
—¡Hola! —Contestan al otro lado de la línea.
—Daniel, me contaron que algo le pasó a Isaías y que tú estabas con él.
—Así es. —Contesta Daniel, que tiene cerca a las hermanas y lo que menos quiere es asustarlas con la llamada de Ares, pues estaba al tanto de todo lo que ocurría en la casa de su madre, ya que la misma Jazmine le había contado lo que planeaba hace tan solo unos minutos, después de hablar con Aurora, pidiéndole que la protegiera hasta que ella regresara, pues ahora más que nunca necesitaba aliados para derrocar a Vanesa que tenía el apoyo de Ares.
—¿Y, cómo está? Supe que sufrió un desmayo.
—¿Desmayo? Sufrió un infarto, Ares. —Dice el nombre de su hermano y las mujeres que intentan tranquilizar a Eloise, lo escuchan.
—¿¡Qué!?
—Tu noviecita parece que le ocasionó un gran disgusto, y el señor Hermswort estaba teniendo problemas del corazón. Ahora su vida corre peligro, se encuentra en coma y no sabemos si despertará.
Ares traga en seco ante semejante noticia, pues jamás esperó que la situación fuera tan grave.
—¿En qué clínica están? —Pregunta, porque a pesar de todo le tiene aprecio a Isaías, y no porque sea su suegro, sino porque siempre le ha parecido un hombre correcto.
Daniel, al escuchar la pregunta, se aleja un poco de las hermanas.
—No creo que sea prudente que vengas.
—Aurora es mi esposa, y su padre está mal. ¿A ti no parece prudente? ¿Qué me importa lo que tú creas prudente?
—Insúltame todo lo que quieras, pero no te diré dónde estamos.
—¡Muy bien! Entonces dile a Aurora que la espero en casa, después de todo aún tiene una deuda que pagarme.
—Su papá está mal por culpa de tu amante. No seas tan insensible.
—No te atrevas a hablar de Vanesa, ni tampoco de Aurora. ¡No sabes nada!
—Ni quiero saberlo. Confórmate con saber que le daré tu recado a Aurora, aunque no creo que le interese saber algo de ti.
Daniel cuelga, muy enojado por la actitud de Ares, y observa a la joven muy nerviosa.
—Era Ares, ¿cierto?
—Sí. Y te mandó a decir que aún tienes una deuda que pagarle, así que te espera hoy de regreso en casa.
—Es un estúpido. —Comenta furiosa Adriana que no entiende que tiene ese hombre en el corazón, mientras Aurora se debate internamente, y muy asustada, en que hacer...
***
Ares, por su parte, lleno de ira con Daniel, arruga unos cuantos papeles de suma importancia en sus manos, sin siquiera darse cuenta, cuando recibe una llamada de un número desconocido. Al contestar, su ira se aviva, al enterarse por medio de una asesora bancaria de que Oliver ha solicitado varios préstamos en el banco usando el nombre de Ares Walton. Justo cuando cuelga, entra por la puerta Oliver muy sonriente.
—¡Ey, primo! —Lo saluda muy informal, muy feliz de haber jugado un par de manos en el casino y haber ganado algo, ya que Oliver era adicto a las apuestas, así despilfarro la pequeña herencia que les habían dejado sus padres a él y a su hermana.
—¿Primo? Tú y yo ni siquiera somos eso en verdad. —Le dice Ares con furia.
—¡Vaya! ¿Parece que estás enojado?
—Lo estoy, es lógico que lo esté si me entero de que un parásito como tú ha estado solicitando préstamos a mi nombre. —Al ser confrontado por Ares, Oliver, se asusta viéndose descubierto, con miedo de ser echado a la calle como un perro, y de que su hermana sufra el mismo destino. —¿¡Qué!? ¿Te comieron la lengua los ratones?
—Las cosas no son así. Lo hice para agilizar el flujo de caja de la empresa.
—¡Jajajajajaja! ¿Y de cuándo acá, tú eres el administrador de mi empresa?... Mírame bien… —Le ordena y lo mira con rabia. —En esta empresa yo mando. Nada se mueve sin que yo lo ordene. Si yo camino, caminan, si me detengo, se detienen. Tú no puedes mover un solo dedo en esta empresa, sin mi aprobación.
—Quizás en esta empresa tu palabra es la ley, pero a mí no puedes mandarme como si fuera tu monigote. —Le dice con furia, enfrentándose a Ares.
—Entonces te puedes largar. La puerta está abierta. Pues por si no te has dado cuenta, no tienes nada. Vives bajo mi techo, comes de mi comida, trabajas en mi empresa, mi familia te mantiene a ti y a tu hermana, ¿y, aun así, te atreves a querer robarme?
Ares se levanta y se acerca a Oliver, que ni siquiera se atrevió a sentarse.
—Primo… yo…
—¡Tú te callas! ¿Sabes qué te haría si no pertenecieras de alguna manera a mi familia? Te juro que sufrirías las consecuencias. Este será mi único aviso, Oliver, la próxima vez no respondo de mí. Ahora vete.
Sale hecho una furia intentando controlarse con todas las fuerzas que tiene para no abalanzarse sobre Ares y darle un golpe.
…
Esa noche, Ares llega a la casa y su mal genio no mejora al darse cuenta de que Aurora no ha regresado.
—Incluso ella quiera pasar por encima de mí. —Se dice a sí mismo, muy enojado, cuando aparece Vanesa.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: DE MONJA A ESPOSA