Después de la Enfermedad, Renació el Amor romance Capítulo 33

Aunque Ximena no había anticipado esta situación, lo encontró razonable.

Un banquete tan importante, ¿cómo podría Diego perder la oportunidad de mejorar la posición de Carmen?

Solo que...

—Lo siento, Valentín, te hice perder el tiempo. —Ximena sentía que la enemistad entre ella, Diego y Carmen había hecho que Valentín perdiera su tiempo.

Empujarla hacia adelante también era beneficioso para Zenith Innovations, pero Diego no le había dado esa oportunidad.

Valentín frunció el ceño. —No importa, tú y yo estaremos justo al lado del señor Zacarías, habrá oportunidad de hablar. En cuanto a otros contactos, hay muchas más oportunidades.

Solo que...

Cuando se preparaban para sentarse, el personal le informó a Ximena: —Disculpe, señorita Ximena, hubo un cambio en el número de invitados. Su asiento ha sido reubicado a la segunda mesa, le pedimos disculpas por los inconvenientes.

Ximena levantó la mirada.

Pero se dio cuenta de que en su lugar original de la primera fila ya estaba sentada Carmen.

A un lado, Diego bebía agua tranquilamente, sin prestarle más atención.

Claramente era su lugar, y él podía tomarlo sin esfuerzo ni culpa para dárselo a Carmen.

Ximena miró al personal, que la observaba con una mirada llena de disculpas.

Ximena apretó los labios. —Está bien.

Valentín seguía en el frente, atrapado por algunas figuras importantes y no estaba al tanto de lo que ocurría allí. Ella no quería causar problemas.

Además.

Que Valentín pudiera sentarse en la primera fila era por su propio mérito, y además, su padre, Lorenzo, académico del Instituto Aeronáutico del Futuro, le daba el derecho a estar allí.

¿Y ella? Solo era una persona sin renombre que Valentín había traído consigo.

Diego ya había decidido colocar a Carmen en la primera fila. Su estatus y posición eran altos, y todos podían ver que quería promocionar a Carmen, ¿cómo no iba a hacerle un favor?

En comparación con ella, que pensaban que solo era ‘una pequeña empleada’ de la empresa de Valentín, naturalmente ella sería la que saldría perdiendo.

Ximena no sabía qué sentir.

Había preparado todo el contenido de la noche durante un día y una noche, planeando hablar con alguien de nivel como el señor Zacarías, pero ahora no tenía oportunidad.

Ximena se sentó y entonces notó que en la misma mesa también estaba Carlos.

Carlos, mientras jugaba con su celular, la miró brevemente de arriba abajo, evaluando su vestido, que era similar al de Carmen.

De repente, Carlos soltó una risa burlona y sin sentido.

Desvió la mirada y siguió mirando su celular.

¿Es que Ximena no había venido a arruinarles la noche, sino a unirse a ellos?

¿Acaso no coincidían sus trajes? ¿Ximena "casualmente" se había vestido de un color similar?

¡Qué gracioso!

Ximena no le prestó atención a la actitud de Carlos, y lo ignoró completamente.

Pero antes, Ximena nunca le daba importancia a eso.

Ahora, ella había cambiado. Ya no era la misma de antes, suave y amigable, sino fría y distante, sin prestar atención a personas que no le importaban.

Gabriel de repente se sintió incómodo.

La voz del hombre en su celular continuó: —Bueno, te lo mereces.

...

Valentín, después de atender a algunas personas que venían a saludarlo, se enteró de que el asiento de Ximena había sido cambiado por el de Carmen. Carmen ya estaba sentada con el señor Zacarías, charlando alegremente. Aunque no estaba contento, no le parecía adecuado interrumpir y expresar su descontento.

No vio a Ximena.

Le dio una llamada.

No respondió.

Mientras Valetín empezaba a preocuparse y a pensar en pedir al personal que la buscara, Gabriel volvió y, distraído, dijo: —Fue al baño.

Valentín se sintió aliviado.

Carlos, sin embargo, frunció el ceño y se acercó a Diego en la fila de adelante: —¿No te parece raro el nivel de preocupación que tiene jefe Valentín por Ximena? ¿Eso es una relación normal entre jefe y subordinado?

Diego, con una mirada profunda, sin emoción, parecía no importarle.

Gabriel, de manera extraña, añadió: —Ella no debe ser esa clase de persona.

Carlos se encogió de hombros. —Bueno, sí, ella ha estado obsesionada con Diego durante años, incluso si llega el fin del mundo, no lo dejaría.