Después de la Enfermedad, Renació el Amor romance Capítulo 36

Casarse con Diego fue una serie de eventos que poco a poco la dejaron sin opción.

No pudo refutar las palabras de Valentín.

Valentín se levantó: —Voy a comprarte agua, ¡espera aquí!

Ximena miró el gotero que ya casi terminaba, pensando en llamar a la enfermera para que le quitara la aguja.

La sala de urgencias estaba muy concurrida, así que se levantó y caminó unos pasos. Al no ver ninguna enfermera libre, se apoyó en un lado para descansar.

Alguien comenzó a hablar cerca de ella.

—¿Adivina a quién vi hace un momento? ¡Al jefe Diego de TeraGlobal! ¡Acaba de llegar corriendo al hospital!

Ximena pensó que había oído mal.

¿Diego vino al hospital?

¿Será que vino a verla?

Ximena pensó que esa posibilidad era muy baja, ya que él nunca se preocupaba por ella.

Pronto, las dos mujeres dijeron nuevamente: —El jefe Diego vino con una mujer muy guapa, ni te cuento lo nerviosa que estaba esa mujer.

Como era de esperar,

Ximena no tenía expectativas, y no se podría decir que estuviera decepcionada.

Ya casi se estaban convirtiendo en extraños.

—Te cuento en secreto, parece que vino por un chequeo de embarazo...—La mujer bajó la voz para seguir con su chisme.

Aunque sabía que era para Carmen, al escuchar sobre el chequeo prenatal, Ximena no pudo evitar acariciar la zona de su útero, que pronto perdería su capacidad de procrear.

Sus piernas se sentían como si estuvieran rellenas de plomo.

El dolor punzante en su pecho la hizo entender que no se puede olvidar algo sin más, sin sentir nada.

—¿Por qué andas corriendo estando enferma?

Una voz masculina y relajada vino desde atrás.

Ximena se dio vuelta y no esperaba encontrarse a Miguel.

—Mm, ya no lo haré.

Ximena no intentó discutir con él.

No tenía sentido explicar lo que no valía la pena; lo importante eran las acciones que demostraran algo.

Miguel la miraba, viendo que su reacción era demasiado tranquila. En el pasado, ella no habría tolerado que él ayudara a otra mujer.

No sabía si Ximena estaba retrocediendo para avanzar más tarde o si tenía algo más en mente.

Después de pensarlo un momento, Ximena estaba algo molesta, pero al final necesitaría algo de consuelo.

Entonces, dio un paso hacia ella, levantó la mano y le revolvió el cabello, inclinándose hacia ella para mirarla. —¿Ya está?

Ximena encontró su mirada descarada, queriendo apartar su mano.

Sin querer, alzó los ojos y vio a Diego y Carmen, de pie no muy lejos de allí.

Diego la observaba con indiferencia, mirando la interacción entre ella y Miguel, como si fuera un... extraño espectador.