Después de la Enfermedad, Renació el Amor romance Capítulo 57

—Diego, qué rápido reaccionaste, casi quemas a Carmen hace un momento. —comentó Carlos, notando el detalle y, aliviado, expresó.

Todos miraron hacia Carmen.

Carmen también estaba bastante cerca de la bandeja de hornear.

Al ver la preocupación de los demás por ella, Carmen sonrió con elegancia: —Estoy bien.

Ana, quien había causado el incidente, rápidamente se acercó para revisar, tomando la mano de Carmen con preocupación, exclamando: —¡Carmen, no fue mi intención, me asustaste mucho!

Carmen acarició su cabello: —No pasa nada.

Ximena apretó los dedos involuntariamente.

De repente, comprendió que había estado sobre interpretando la situación.

Diego no estaba preocupado por ella, sino por el hecho de que casi quemó a Carmen, por eso se había puesto tan nervioso, incluso arriesgando su propia seguridad.

Solo Carmen podía hacer que él, normalmente tan indiferente y sereno, perdiera la calma.

Gabriel observó que Ximena no se había lastimado y, entonces, volvió a acomodarse en su lugar.

María, preocupada, preguntó: —Ximena, ¿de verdad estás bien? Déjame ver.

Ximena negó con la cabeza.

Valentín, con una expresión sutilmente cambiada, miró a Diego, que estaba protegiendo a Carmen: —Jefe Diego, ¿no te diste cuenta de que Ximena también estuvo a punto de quemarse?

La persona más cercana a la bandeja de hornear era Ximena.

¡Carmen no estaba tan en peligro!

Diego lentamente giró su mirada hacia ellos.

Con voz calmada, preguntó: —¿Ah, sí? No me di cuenta.

El corazón de Ximena dio un vuelco y su respiración se volvió desordenada por un momento.

Resulta que él ni siquiera tenía la menor preocupación por ella.

Hasta su tono de voz era tan frío, tan indiferente, como si no le importara si se lastimaba o no.

Lo único que le importaba era Carmen.

Valentín se quedó sin palabras ante esa respuesta.

Ahora entendía mucho mejor cómo habían sido los últimos tres años de vida de Ximena.

¡Ese hombre, Diego, era completamente indiferente con ella!

En la zona de camping, había dos grupos, con más de veinte personas.

De repente, Ximena se sintió muy cansada. Se envolvió en su chal de cachemira y caminó hacia su tienda, donde se sentó. El paisaje aquí era maravilloso, el aire estaba limpio, y hasta las estrellas parecían más grandiosas y hermosas.

Su actitud solía ser despectiva y desdeñosa.

Gabriel se dio cuenta de que Ximena no tenía ganas de hablar y, después de dudar, le preguntó: —Vi en tu Instagram que estuviste enferma y fuiste al hospital. ¿Ya te has recuperado?

Ximena se quedó sorprendida.

Ya había pasado casi un mes desde que fue al hospital.

En ese momento, deseaba que Diego la acompañara, pero él no fue.

Ni siquiera prestó atención a esa publicación en Instagram que ella había hecho.

O tal vez ni siquiera la vio.

El primero en preguntarle por su salud no fue Diego, sino su amigo.

—Ya estoy bien, gracias por preguntar. —respondió Ximena con serenidad.

Sin darse cuenta, su dedo acarició ligeramente su vientre plano.

Su corazón estaba lleno de sentimientos encontrados.

Los expertos decían que su situación era complicada, que las probabilidades de tratamiento no eran altas y que, además, podría perder la capacidad de tener hijos...

Pensando en todo eso, ¿cómo no iba a estar preocupada?