Después de la Enfermedad, Renació el Amor romance Capítulo 79

Ximena acababa de irse cuando Carlos lo notó. —¿Cómo es que se ha ido?

Diego giró ligeramente hacia ese lado y vio que el plato de comida seguía intacto.

—Hum, realmente no sabe ser agradecida. — Carlos sacudió la cabeza, sintiéndose completamente aburrido. — La trato bien y ni siquiera lo valora.

Carmen no dijo nada.

¿Cómo no iba a entender lo que Ximena estaba pensando?

Era solo su orgullo el que hablaba, sentía que Diego estaba siendo parcial, pensaba que era injusto y no pudo quedarse más tiempo.

Miró a Diego.

Él ya había desviado la vista, evidentemente no le prestaba atención.

Sonrió ligeramente: —Cuando terminemos de comer, ¿puedes acompañarme a dar un paseo?

Diego no puso objeciones: —Claro.

...

Ximena visitaba Solarena por primera vez, pero en realidad, su madre había estudiado en la universidad de Solarena. Decidió ir a ver la universidad de su madre.

La universidad tiene un sistema de reservas, y Ximena recorrió un rato el campus después de entrar.

La Universidad Solarena de la Costa es una de las mejores academias de arte del país. Su madre estudió pintura al óleo allí, fue la mejor en los exámenes de arte en su tiempo, y una de sus obras aún se exhibe en la galería.

Ximena encontró el cuadro de su madre y lo observó por un largo rato.

Su madre le dijo que ese cuadro en realidad consistía en dos partes; la Universidad Solarena de la Costa tiene una, pero la otra se perdió y aún no se ha encontrado.

Elena le comentó que su madre, antes de morir, seguía preocupada por ese cuadro.

Pensaba que, si pudiera encontrarlo, al menos le daría tranquilidad.

Ximena miraba la obra de su madre, observando la firma ‘Belén Aguilar’ en la parte inferior, y se quedó allí durante un buen tiempo.

Sentía un vacío en su corazón, todos los sentimientos de añoranza surgieron de golpe.

Y, junto a ellos, la frustración acumulada durante todo este tiempo, hizo que su nariz se sintiera irritada y difícil de soportar.

Pero ya no tenía a su madre.

Muchos de esos sentimientos no tenían a quién ser contados.

Ximena se pasó la yema de los dedos por los ojos, y lentamente giró para salir.

Solarena tiene inviernos húmedos y lluviosos, y en ese momento el cielo estaba nublado, pensó que probablemente llovería, así que aceleró el paso hacia la puerta.

Llamaba un taxi mientras caminaba.

Al llegar a la puerta, comenzó a llover suavemente.

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