Después de la Enfermedad, Renació el Amor romance Capítulo 86

El producto de Carmen solo puede ser una versión para jugadores de drones de alta gama, mientras que el de Ximena, un sistema de ataque y reconocimiento conjunto, no está ni al mismo nivel.

Por supuesto.

Carmen, entre los genios comunes, ciertamente está muy por delante.

Lorenzo percibió la burla de Valentín y le lanzó una mirada fría.

Valentín se encogió de hombros; ¿por qué Lorenzo se encolerizaba con él? No fue él quien engañó a Ximena para casarse.

—Lo sé, realmente necesito seguir esforzándome.—Carmen reaccionó rápidamente, respondiendo humildemente.

Ella entendió el significado implícito del académico Lorenzo.

Su rendimiento actual no cumplía con los requisitos del académico Lorenzo, por lo que no podía aprovechar la oportunidad para pedirle ayuda con su tesis. Tendría que posponerlo y hacer más planes.

Diego también entendió lo que ocurría, pero no mostró ninguna emoción especial. Con su usual elegancia y calma, dijo: —Tómalo con calma, aún hay muchas oportunidades.

Carmen ajustó rápidamente su estado de ánimo.

Sabía que tenía muchas oportunidades para demostrar lo que valía.

Por otro lado.

Varios altos ejecutivos de empresas en el evento se acercaron para brindar con él.

Diego continuó socializando.

...

Ximena acababa de terminar con sus tareas cuando recibió el mensaje de Instagram de Valentín.

Valentín no paraba de escribir, enviando varios mensajes.

[Si Lorenzo no se interesa por Carmen, en cualquier otra empresa ella sería muy solicitada, pero su ambición es demasiado grande. Quiere acercarse a expertos como Lorenzo, lo cual probablemente la ha desanimado.]

[Diego, en cambio, está tranquilo, nunca ha intervenido. No sé si es porque confía en Carmen o si ya sabía cuál sería este resultado.]

[¡Si él sabía desde el principio que Lorenzo reaccionaría así y aún así le pagó tres millones de dólares para que Lorenzo se involucrara, entonces realmente debe de querer mucho a Carmen!]

Ximena ya no sintió nada al respecto.

Diego le había sido muy... muy bueno a Carmen.

A las personas que quería, no necesitaban hacer nada, él se encargaría de quitarles los obstáculos.

Y ella, daba todo y aún así no significaba nada.

Después, Ximena ya no tuvo más curiosidad.

Se levantó y se dio una ducha.

Pero los tiempos ya no eran los mismos.

Se acercó, sin preocupación, solo preguntando sobre el asunto: —¿Diego? ¿Puedes hablar con la abuela?

Él seguía en silencio, como si estuviera dormido.

Ximena apretó los labios, sintiéndose de repente algo impotente.

No pensaba seguir preocupándose por él; cuando se despertara, se iría solo.

Pensó en volver a dormir.

Justo cuando se dio la vuelta, su muñeca fue atrapada por una mano caliente.

El calor hizo que sus extremidades temblaran.

Antes de que pudiera reaccionar, todo su cuerpo fue arrastrado hacia un abrazo cálido y firme.

Cayó sobre sus muslos, con su cintura siendo apretada con fuerza.

La respiración ardiente cayó sobre sus labios.

La nuca fue guiada hacia él, sus labios rozaron los suyos, y su voz, ronca, dijo: —No te vayas, te extrañé...