Normalmente me levanto tarde los domingos, pero lo que me dijeron mis hermanos me puso a pensar mucho, estaba preocupado.
La cafetería abre tarde los domingos así que decidí preparar algo simple con las frutas, tres Macedonias de frutas porque en mi habitación no tengo implementos para cocinar algo estructurado.
— Pensé que habías dejado la cocina— murmuró un soñoliento Dylan.
Para todos es difícil identificar quién es quién, pero para mí es fácil porque noto fácilmente sus diferencias, Dylan tiene lunares en su cuello y Derek tiene las orejas más grandes.
— Lo estoy intentando de nuevo, pero con calma— respondí mientras le entregaba uno de los vasos.
Mi hermano no dudó ni tres veces y comenzó a comer, al parecer ya estaba mejor que ayer, no se veía tan pálido.
— Estéticamente un 10 y de sabor también, no pierdes el toque— me halagó.
Sonreí, me da gusto no arruinar la comida como lo hacía antes.
— Tu cama es muy incómoda— se quejó el otro gemelo que apenas se levantaba.
Derek siempre ha sido la mente malévola y Dylan su cómplice, con él es difícil tratar porque apoya siempre que mi madre se comporte mal conmigo, mientras que Dylan parece tolerarme.
— El piso también lo estaba y yo no me quejo— exclamé con fastidio.
A mí me tocó darles mi cama mientras yo dormía en el frío piso, últimamente no estoy durmiendo nada.
— Deberías conseguirte un novio así se te quita la cara de culo— dijo Derek.
Me reí falsamente, él cree que un novio es la solución a todo por eso tiene más novias de lo que puedo contar.
— Me voy a conseguir 5— dije con sarcasmo.
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Mi madre dijo que llegaba por los gemelos en la noche así que me toca convivir con ellos, le mandé mensajes a Zac para que supiera que no le iba a escribir porque pasaré la tarde con mis hermanos.
— Vamos al gimnasio un rato— pidió Dylan.
Asentí y caminamos en busca de ese lugar, me sorprendí lo lleno que estaba, normalmente los domingos estaba vacío. A lo lejos reconocí a Brenda y le hice señas para que se acercara.
— Hola, Evans ¿Ellos son tus hermanos?— dijo.
Su vestimenta deportiva y algunas gotas de sudor que resbalaban por su cara demostraban que acababa de hacer ejercicio, mis hermanos parecían embobados con la belleza de la chica de cabello zanahoria.
— Hola, Brenda, si ellos son los gemelos, él es Dylan y el Derek— presenté a mis hermanos que parecían estar sin palabras.
Le pegué sutilmente a Dylan para que dejara de babear.
— Es un gusto conocerlos chicos, su hermano habla bastante de sus travesuras— resaltó Brenda.
Me dirigí a dónde estaba mi ropa y qué sorpresa me llevé cuando vi que no había ropa, solo quedaba una pequeña nota “Después de todo solo somos unos niños traviesos” Debí esperar algo así de ellos ¿Por qué sigo siendo ingenuo? Creo que tengo fe de que algún día cambiarán.
Sin ninguna vergüenza caminé en medio del gimnasio con solo la toalla tapándome, la gente me miró con atención, pero lo ignoré y seguí mi camino hacia mi habitación.
— ¿Acaso nunca han visto a un hombre en toalla?— cuestioné cuando unas chicas tomaban fotos.
El Tarik del pasado hubiese llorado por este tipo de vergüenza mientras mi yo del presente ve esto con indiferencia.
— Sr. Evans ¿Sabe que es en contra del reglamento estar semi desnudo por los pasillos?— cuestionó una familiar voz detrás de mí.
Me volteé con fastidio y miré aquel hombre de ojos azules.
— Si cree que me gusta ir por ahí sin ropa se equivoca, es solo cuestión de una travesura de mis hermanos así que si me disculpa iré a mi habitación a vengarme de esos niños— dije con una falsa sonrisa.
Aquel hombre me miró de arriba abajo con una mirada juzgadora que no me gustó para nada.
— Espere— me detuvo— ¿Es de desviados hacer perforaciones en un lugar tan vulgar o es usted muy básico? No me responda creo que ya sé la respuesta— dijo con superioridad.
Miré que no hubiera nadie en el pasillo y me acerqué a aquel hombre homofóbico.
— Seré desviado o vulgar como me quiera llamar, pero al menos disfruto más que usted, apuesto que su mal genio se debe a que su prometida no le da ni una mano con su problemita— dije antes de agarrar discretamente el miembro de mi profesor por encima de la ropa— O tal vez solo lo tiene pequeño— dije antes de soltar aquel bulto.
Me fui, dejando a mi profesor en shock, tal vez estaba asqueado porque un hombre lo había tocado, pero en su cara se podía ver su enojo también. Era mentira, por lo que podía sentir en ese bulto había algo para nada pequeño, pero no iba a perder oportunidad de burlarme de ese imbécil.
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