Había comido como los dioses, en serio esa mujer cocina como ninguna, disfruté cada plato aunque tuve que comer solo. Recogí los platos y los llevé a la cocina donde estaba la mujer que había preparado tales delicias.
— Joven no se hubiese molestado, yo me encargo de recoger los platos de la mesa— dijo esta apenada.
Sentía que tenía que hacer algo para no recordar la vergüenza que estoy sintiendo por tener que vivir en la casa de este hombre, aún no se me olvida que toqué partes del cuerpo de Zerek que jamás pensé tocar.
¿Por qué ahora pienso en él como Zerek y no como el Sr. Belenger?
— Tengo manos, no veo por qué dejarle todo a usted, por cierto todo le quedó delicioso en especial el postre— dije.
Aquella mujer sonrió de forma tan natural y amable que me hizo sentir en casa.
— Cuando guste le puedo enseñar joven— se ofreció.
Me encantaría, la cocina tiene todo lo necesario para hacer miles de recetas.
— Dígame Tarik, realmente me haría feliz si me enseñara, me gusta mucho la cocina— admití.
Todo esto podía volverse una oportunidad para volver a cocinar, me siento feliz de solo pensar en volver a hacerlo.
— Con gusto lo haré, usted solo diga el día y le enseñaré lo que guste, mi nombre es Ana y puede llamarme si necesita algo— dijo amablemente.
Tengo que prepararme para los parciales, pero mañana en la tarde podría sacar tiempo si me coloco a estudiar desde temprano.
— Me agrada mucho, Ana, es usted muy amable mientras que su jefe es todo lo contrario— exclamé sin pensar.
La mujer se rio ante mi comentario, a mí no me daba risa realmente, Zerek solo ha traído el drama que tanto quiero evitar en mi vida.
— Entiendo que pienses eso, el señor es un dolor de cabeza, desde que lo conozco tiene un carácter pésimo, pero comparado a sus padres él es tolerable— confesó.
Pensé que iba a defender a su jefe, pero por lo visto aquel hombre es un odioso hasta con sus empleados.
— ¿Alguna debilidad? Digo si voy a vivir aquí y fingir que siento algo por él tengo que saber algo que pueda utilizar— dije.
Sé que ella sabe sobre el teatro que estamos armando pero también está claro que su jefe no es alguien al que admire mucho.
— No sería correcto contarle eso, pero haré una excepción, desde que se comprometió con su novia no ha podido tener sexo con ninguna chica así que está muy frustrado— murmuró.
La mujer miraba a todos lados asegurándose que no hubiera nadie cerca.
— ¿Y por qué no puede acostarse con su prometida? — cuestioné.
No entendía nada lo que sucedía con este hombre, su vida parece una historia sin sentido.
Quité mis ojos de su cuerpo para tratar de concentrarme.
— Si te tengo que tratar como amante aquí ¿A fuera también?—pregunté.
A lo único que le tengo miedo es que mis amigos y familia se enteren de esto.
— Claro está que en la universidad solo eres mi estudiante y eso no se puede cambiar, mi padre mandará a alguien para seguirnos todo el tiempo así que sería bueno que saliéramos a comer o hacer otras cosas que sirvieran de base a toda esta mentira— dijo.
Suspiré, todo esto es complicado, me acerqué a la gran cama y me senté en esta.
— ¿Crees que podrás dejar tu homofobia de lado para ser aquello que tanto asco te da?— le pregunté.
Hoy se había visto un progreso al menos no había vomitado luego de colocarme una mano encima, pero eso no quita el hecho de que aún sigue evitando tratarme como su igual.
— Para eso estás tú, para enseñarme— afirmó.
Estás pidiendo una misión imposible, pero ahora mismo mi mente no se puede negar a nada de lo que digas por qué solo estoy concentrado en cómo la ropa deportiva se pega a tu cuerpo por el sudor. Sí que estaba marcado y musculoso, me gustó tocar su cuerpo tanto que de solo pensarlo me sentía extremadamente excitado.
Necesito un baño de agua fría.
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