Tengo que dejar de pensar cosas de ese tipo, es mi profesor y aunque su físico es... aceptable, él es un homofóbico que solo está haciendo esto para librarse de su boda nada más.
— Lo intentaré aunque va a ser difícil— murmuré.
Me levanté de la cama de aquel hombre dispuesto a irme a mi cuarto para tomar un baño de agua fría.
— Por cierto, no sé si estás saliendo con Connor o con alguien más, pero tienes que dejar eso hasta que esto acabe, no podemos arriesgarnos— me pidió.
¿Por qué piensa que hay algo entre Connor y yo? Me emociona creer que alguien tiene fe en mi vida amorosa, pero a este paso el único contacto con otro hombre que tendré es causa de este absurdo trato.
— Connor y yo solo somos amigos, deja de hacerte ideas raras— le aclaré.
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No podía dormir, eso de tener al lado a mi profesor era para nada tranquilizante y mucho menos cuando mi mente anda tan pervertida ya ni el agua fría me calmaba. Aquel hombre duerme tranquilamente mientras yo no paro de mirar al techo en busca de las ganas de dormir, decidí después de unos minutos que bajaría a la cocina para tomar algo que me ayudara a dormir.
Antes de salir del cuarto cogí mi celular para escribirle a Zac o Jacob, ya que Connor parecía tener el celular apagado, estará en el hospital aún.
Encendí el foco de la cocina cuando llegue a esta y abrí la gran nevera, entre todo lo que había elegí la leche y un par de galletas. Coloqué a calentar la leche en un recipiente con cuidado de no hacer ruido, ojalá esto me ayude a dormir porque estoy muy cansado.
Me incomoda mucha la oscuridad así que presioné los interruptores de la luz de sala para sentirme más cómodo, con cuidado de no quemarme dejé la leche caliente en una taza.
— ¿Está todo bien?— preguntó alguien detrás mi.
Reconocí la voz de mi profesor de inmediato así que me volteé después de asegurar la taza y galletas en mi mano.
— Solo no puedo dormir, vuelve a dormir yo me quedaré un rato hasta que tenga sueño— dije mientras caminaba hacia el sofá que se veía más cómodo visualmente.
No me equivoqué al elegirlo, crucé mis piernas y abrí el paquete de galletas.
— ¿Por qué no puedes dormir?— cuestionó este mientras se sentaba a mi lado.
¿Por qué aparenta ser amable ahora? ¿Será porque cree que estamos siendo vigilados? Una parte de mí quiere creer que es simple educación.
Es raro todo esto, tener que ver al profesor que más odio en pijama y dormir a su lado no estaba para nada en mis planes ¿Qué clase jugada del destino es esta?
— El cuarto está muy oscuro— murmuré.
Hace tres años Jacob me regaló estrellas que brillan bajo la oscuridad, las pegué en el techo de mi dormitorio, aunque suene estúpido me hacía sentir seguro un poco de luz.
— Quién diría que el chico que aparenta ser valiente y aventurero podía tener un miedo de ese tipo— se burló.
Ahí está, el Zerek que conozco, el que cree que es superior a los demás hasta el punto de creer que tiene el derecho a reírse de lo que le pasa a los demás. Podrá tener esos hermosos ojos azules que combinan perfecto con los colores que se muestra por la ventana en una oscura noche ¿Qué pendejada estoy pensando? Debe ser porque últimamente no he dormido bien.
— No le tengo miedo a la oscuridad, le tengo miedo a no poder ver lo que está ante mis ojos— aclaré.
Aún recuerdo fragmentos de ese día, un momento estaba al lado de Jacob y al siguiente desperté con los ojos vendados en un cuarto.
— Tus expresiones te delatan ¿Qué te paso?— preguntó.
Metí una de las galletas en la leche antes de comerla, desde pequeño hacía eso, me relajaba recordar a papá calentar la leche y algún aperitivo para pasar un rato conmigo antes de dormir.
— Mis ojos estaban vendados y por más que gritara nadie venía ayudarme, escuchaba lo que decían a mi alrededor por eso mis lágrimas no se detenían, me quitaron la ropa y me bañaron en agua fría antes de comenzar a pasar descargas eléctricas por todo mi cuerpo— mi voz se quebraba con cada palabra.
¿En serio utilizaste tan absurdo argumento religioso? Creo en Dios no por obligación, de hecho mis padres no son creyentes, pero yo si lo soy más allá de que muchos hablan en nombre de él para expandir odio.
— Primero que toda la mujer no necesita a un hombre para estar completa y el hombre no necesita a una mujer para estar completo, Dios es amor no odio y si crees que juzgando y rechazándome vas a ser mejor que yo, te equivocas. Los homosexuales y los transgéneros son diferentes, si estos últimos se identifican con un género diferente al suyo ¿Quién eres tú para decidir sobre ellos? No eres nadie para señalar porque mírate ahora estás tratando de hacerte pasar por homosexual— exclamé con fastidio sin apartar mis ojos de los suyos.
¿Acaso te dejé sin palabras?
— Estoy haciendo esto por una buena razón no creas que por gusto— dijo con rabia.
En sus ojos podía ver la derrota, muy fácil cayó tu argumento homofóbico.
— ¿Y tú crees que yo lo hago por gusto? Mira créeme que ahora mismo prefería estar en cualquier lado menos aquí—dije.
Quisiera estar en mi casa, hablando con mi papá o en la casa de Zac pasando tiempo con su familia.
— Ninguno de los dos quiere esto, pero al menos fijamos bien— me recalcó.
Si crees que el único que la va a pasar mal voy a ser yo, te equivocas.
— Sabes tengo deseos que satisfacer ¿Tú también te encargarás de ellos? — pregunté con malicia.
Zerek se levantó del sofá molesto ante mi comentario ¿Tanto asco te doy? Pues si yo la paso mal, tú también.
— ¿Acaso estás loco? Déjate de estupideces— me advirtió antes de irse.
Lo dije una vez, siempre gano, me vengaré por cada mal trato, cada insulto homofóbico y por cada burla. Lo siento Zerek pero ya perdiste.
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