Devoción apasionada: la querida esposa del Maestro Fudd romance Capítulo 10

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El Maybach desapareció en una nube de polvo. La mirada fría de Heaton estaba fijada en la figura que desaparecía en el retrovisor.

La pequeña nena sentada al lado de él trepó a su regazo traviesamente. Sus tiernas y blancas manos agarraron a su padre. “¿Papi, porque Monty no puede unirse a la cena?”

Heaton bajo sus ojos. El acaricio la cabeza de su hija con sus grandes manos y pacientemente preguntó, “Porotita Dulce, ¿De veras te gusta Monty tanto?”

“¡Si!” La pequeña nena guiñó sus húmedos ojos y asintió su cabeza furiosamente.

“¿Te gusta porque te dio dulce?”

Aun cuando las otras damas de familias adineradas con las que él había ido a citas a ciegas le dieron a Porotita Dulce sus bocadillos favoritas, ella no parecía que les agradara mucho. Ella incluso lloró porque no quería que su padre se llevara bien con ellas.

¿Cómo Verian cautivó el corazón de Porotita Dulce?”

Porotita Dulce sacudió la cabeza. Ella hizo dos círculos con sus dedos y los colocó sobre sus ojos. Ella miró a su padre con ojos chispeantes y rió, “¡Es porque los ojos de Monty son tan grandes como los míos!”

Heaton se sorprendió. ¿Será que la pequeña nena se dio cuenta de que ella y la mujer se parecían?

Heaton abrazó a la pequeña nena en su regazo mientras fruncía los labios con fuerza. Sus ojos eran oscuros.

Luego de jugar todo el día, Porotita Dulce casi inmediatamente se quedó dormida en el abrazo de su padre. Heaton bajo su voz y le preguntó a Kush, quien estaba manejando el carro, “¿Cuando el reporte del ADN estará listo?”

“Estará listo más tardar el día después de mañana en la tarde. Jefe, si la Señorita Mont es en realidad la madre biológica de Porotita Dulce...”

La cara de Heaton se oscureció. “Averigua porque Verian decidió servir como madre sustituta hace tres años atrás.”

“Si.”

Si la mujer se acercó a él y a Porotita Dulce por motivos ocultos, él no le importaba enterrar la verdad y su identidad aún cuando fuese la madre biológica de Porotita Dulce.

...

Verian fue a la Calle Navy en su camino de regreso luego de salir del trabajo. Un gran camión estaba estacionado en frente de la villa de la Familia Mont cuando llegó. Parecía como si se usara para mover casas.

“¡Justo aquí! ¡Con cuidado! ¡Compre este florero por más de un millón de dólares! ¿Puedes pagarlo si lo rompes?”

Verian escuchó una familiar áspera voz de una mujer de mediana edad. Ella miró hacia arriba y vio a Queena Sheen frunciendo e impacientemente instruyendo al equipo de las mudanzas.

Uno de la mudanza salió por atrás mientras cargaba un portarretrato. Los ojos de Queena se cerraron mientras decía en desdén, “Desháganse de este portarretrato. Es pesado y toma mucho espacio. Mas que nada, ¡nos trae mala suerte!”

Justo cuando el de la mudanza estaba por tirar la imagen, ¡Verian tomó un vistazo y se dio cuenta de que era un retrato de su padre!

“¡Deténgase!”

Queena se volteó hacia la dirección del sonido y ella vio la cara larga y perdida. Sus ojos temblaban.

“¿Ve, Verian Mont...? ¿Yo pensé que habías dejado la Ciudad del Norte?”

Verian sacó una leve sonrisa fría. Ella dijo burlonamente, “Señora Sheen, tiempo que no la veo.”

“¿Por qué estás de regreso en la Ciudad del Norte?”

Verian le quitó el portarretrato de las manos del de la mudanza y lo abrazó fuertemente. “Esta es mi casa, ¿porque no podría regresar?”

“¡Ja!” Queena se burló, “Puedo bien decirte ahora que la villa será demolida pronto. ¡No puedes evitarlo! Más que nada, ¡tú no tienes los derechos para pararlo porque esta villa está bajo mi nombre!”

Verian agarró el retrato firmemente hasta que sus nudillos se tornaron blancos. Con determinación en sus ojos ella dijo, “¡No me quedaré sentada a ver la villa ser demolida!”

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