Devoción apasionada: la querida esposa del Maestro Fudd romance Capítulo 116

Desde que dejó la casa de los Fudd ese día, la vida de Verian parecía haber caído en un cuello de botella ya que no le interesaba nada de lo que hacía.

Guin pensó que estaba desenamorada, así que llevó a Verian a un bar a tomar unas copas.

Las dos bebieron demasiado y se abrazaron, llorando y quejándose.

"¡Verian Mont! ¡Dime honestamente! ¿Estás deprimida esta vez por un hombre?"

Guin la señaló inconscientemente. "¡Juguemos al juego de la verdad! Si dices la verdad, ¡tomaré un trago!"

Verian también había bebido y tenía cara de borracha. Se cayó en el sofá del cuarto privado y eructó. "¡Está bien! ¡Entonces tengo que decirte muchas verdades! ¡Y emborracharte!"

"¡Dilo! ¿Te has metido en una relación sin decírmelo?"

Verian sonrió. De alguna manera, las lágrimas cayeron de los rincones de sus ojos mientras decía, divertida, "¿En una relación? ¡Eso no es estar enamorado! ¡Todo fue amor no correspondido por mi parte! ¡Un deseo! Pensé que, aunque no había llegado al punto en que le gustaba, al menos debería haberse interesado por mí... Pero... Olvídalo, no hablemos de ello, ¡añadiré a esta persona a mi lista negra en el futuro!"

El triste punto de Guin también se conmovió. Después de cerrar de golpe una gran copa de cóctel, ella sonrió. "¡Yo también! ¡Yanni Quain no me ama en absoluto! Pero, dime esto, ¿por qué aceptó tener una relación conmigo? ¿La acción de él prometiendo estar en una relación conmigo no significa que le gusto? ¿Por qué?”

Verian se rió en voz alta y se burló de ella. "¡Eres demasiado ingenua! ¡Déjame decirte que el que estaba conmigo incluso quería casarse conmigo!"

Las dos mujeres borrachas cayeron juntas como dijo Verian con profundas emociones, "Los hombres. No significa que le gustes de verdad cuando está dispuesto a tener una relación contigo o incluso si está dispuesto a casarse contigo..."

Antes, Jensen era así, y ahora, lo era Heaton Fudd. ¿Por qué toda la gente que conoció eran bastardos?

Guin enterró su cara en el cuello de Verian, frunciendo el ceño mientras preguntaba, "¿Por qué no le gusto a Yanni? ¿No soy bonita? Verian... Dime, ¿qué debo hacer para que se preocupe por mí?"

Verian agitó su mano como si estuviera dirigiendo un país y resopló, "Yanni Quian... ¡no es alguien bueno! ¡Deberías romper con él rápidamente!"

"No quiero..."

Verian se rió dos veces, inclinando su cabeza sobre el hombro de Guin antes de que se desmayara con los ojos cerrados.

"Verian, ayúdame a pensar en algo. Yanni parece tener una exnovia favorita..."

Antes de que Guin terminara de hablar, se dio la vuelta y vio a Verian durmiendo a su lado. Sacudió a Verian. "¿Verian? ¿Verian?"

Verian se sintió un poco incómoda cuando fue sacudida, sus cejas delicadas y claras se arrugaron ligeramente mientras murmuraba, "Heaton Fudd... ¿Por qué eres tan malo?"

"..."

¿Heaton Fudd?

Heaton Fudd... ¿No era su tío?

...

En otra lujosa habitación privada en el Bar del Cruzado.

Heaton bebió en silencio cuatro o cinco copas de brandy.

Zander apretó a Jinn con su hombro. "Viejo Shayne, míralo. ¡Ha estado raro estos días! Siempre nos invita al bar a tomar algo cuando está libre, ¡es tan raro!"

Jinn frunció el ceño y ojeó a Heaton. "Sí, ¿no necesitas cuidar a la Porotita Dulce? Además, ¿no necesitas cuidar a ese pequeño león difícil de entrenar?"

Heaton frunció sus delgados labios. Estaba sentado en la habitación privada poco iluminada, su cara no mostraba expresión alguna ya que no podían ver el más mínimo cambio.

"Sin embargo, ya que hablamos de ese pequeño león. Heaton, la última vez le regalaste rosas a mi esposa. He tomado nota de esto".

Más tarde, tendría que tomar represalias.

Yanny Joy se había acercado deliberadamente a Heaton para ponerle celoso. Por supuesto que recordaba ese odio.

Heaton volvió a poner la copa de vino en su mano sobre la mesa, sus ojos negros miraban fijamente a Jinn mientras abría sus delgados labios. "No te acerques a Verian Mont".

Tanto Jinn como Zander se sorprendieron.

"Ja, todavía no he dicho lo que quiero hacer y ya estás protegiéndola. Si tienes la habilidad, ocúltala, y nunca me dejes verla."

Zander se rió. "¿Por qué son tan infantiles? Bebí demasiado alcohol, ¡tengo que ir al baño primero!"