Devoción apasionada: la querida esposa del Maestro Fudd romance Capítulo 1172

Con el anillo entre sus dedos, Samantha se lo entregó a Shayne y dijo emocionada: “¡Shayne, te ayudé a encontrar el anillo!”.

Anteriormente, el anillo se perdió accidentalmente cuando Samantha tropezó con Shayne en el complejo detrás de la mansión.

Samantha lo buscó entre la hierba muchas veces, pero no tuvo éxito.

Ese fin de semana, ella volvió a buscarlo de nuevo sin inmutarse. Resultó que lo había encontrado junto al desagüe. “¿Sabes la suerte que tuve? Cuando encontré el anillo, casi se iba por el desagüe y nunca regresaría. Gracias a Dios tuve reflejos rápidos y lo recogí una vez más”.

Shayne miró el anillo en silencio. No obstante, no mostró ninguna emoción.

Samantha acercó las enormes manos de Shayne y puso el anillo en su palma. Ella sonrió y lo consoló: “Si el anillo pudo ser encontrado, estoy segura de que puedes recuperar a Yanny. Hermano, ¡buena suerte!”.

Shayne miró el anillo en su palma. Se rio entre dientes con ligera desesperación y dijo: “Samantha, ya he firmado los papeles del divorcio. He decidido divorciarme de Yanny. En el futuro, ella ya no será tu cuñada”.

“¿Por qué? Shayne, antes pensabas que Yanny había muerto, pero ahora sabes que todavía está viva. ¿Por qué te rindes? Incluso si Yanny no puede perdonarte ahora, ¿qué tal el año que viene? ¿O el año siguiente? ¿O el año siguiente a ese? Ella te perdonará algún día”.

“Ella no lo hará. Ella está exhausta. Yo apareciendo constantemente frente a ella solo le recordará las cosas tristes del pasado. Yo la amo, así que no quiero agravar su carga. Esta vez, no la forzaré. Haré lo que ella desee”.

Shayne le devolvió el anillo a Samantha y dijo: “No tiene sentido recuperar el anillo. Dármelo solo me recordará a ella. Haz lo que quieras con él”.

Después de eso, Shayne entró a la casa.

Samantha sostuvo el anillo en sus manos, luego deliberadamente dijo en voz alta a la espalda de Shayne: “¡Entonces lo venderé!”.

Shayne no volteó la mirada ni dijo nada para detenerla. Fue como si estuviera de acuerdo en silencio.

Samantha se mordió el labio y miró el anillo. Le dolía un poco la cabeza. “¿De verdad no lo quiere?”.

Ella decidió devolver el anillo a su dueño.

…

Eran las 11 de la noche en una vieja planta química abandonada en las afueras de la ciudad.

Cara vestía de negro y llevaba una gorra de béisbol negra. Con un maletín de seguridad en la mano, se bajó del coche. Mientras miraba hacia atrás con cautela, rápidamente entró en la planta química.

La otra persona era un hombre alto y musculoso. Tenía ambas manos metidas en el bolsillo de la chaqueta. Él estuvo esperándola por un buen tiempo.

“Señorita Cara, por fin estás aquí. Pensé que renegarías de tus palabras. Estaba pensando que, si no aparecías en otra hora, iría a buscar al Presidente Shayne”.

“¡Deja de chantajearme! Si Shayne se enterara de esto, ¿crees que aún podrías andar por aquí?”.

Cara le arrojó la maleta de seguridad al hombre de forma molesta. “¡Toma el dinero y vete!”.

El hombre tomó el maletín de seguridad, se dio la vuelta y lo puso en una vieja máquina operadora. Estaba a punto de abrir la caja de seguridad y revisar el dinero.

Con un cuchillo en la mano, ¡Cara apuñaló violentamente al hombre por la espalda!

El hombre gimió terriblemente. Él trató de pelear de vuelta y luchó con Cara.

“Bendita p*rra, ¿cómo te atreves a engañarme?”.

El hombre agarró el brazo de Cara y quiso quitarle el cuchillo que tenía en la mano. ¡Cara agarró el cuchillo y apuñaló sus hombros una vez más!

El hombre abrazó a Cara y cayó al suelo. Estaban enredados y luchando por sus vidas.

Justo en ese momento, Henry trajo algunos guardaespaldas y se apresuró a entrar. ¡Separaron a Cara y al hombre!

Cara estaba sorprendida. Ella miró ferozmente al hombre. “¿Te uniste a Shayne Jinn y me engañaste?”.

El hombre había sido apuñalado dos veces. Estaba perdiendo el conocimiento lentamente.

Henry ordenó: “Envía a este hombre al hospital de inmediato. Tiene que estar vivo. Si muere, nadie podría responderle al Amo Shayne”.

Cara estaba siendo sujetada firmemente por dos guardaespaldas. Ella se retorció y gritó enojada: “¡Suéltenme!”.

Henry la miró con condescendencia y sin expresión. “¡Si hay algo que quieras decir, explícaselo al Amo Shayne!”.

“¡No tengo nada que decir!”.

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