Devoción apasionada: la querida esposa del Maestro Fudd romance Capítulo 339

Wilson se burló de ella intencionalmente cuando dijo, “¿Por qué no? Ya que no te gusto ahora y te trato bien. Pero eso no significa que puedas evitar que me guste alguien más así que, ¿por qué no?".

Serene insistió sacudiendo la cabeza, “No significa no. ¡Tú eres mi novio! ¡¿Cómo te pueden gustar otras mujeres que no seayo?!".

Un destello de amoroso deleite se pudo ver desde el fondo de los ojos de Wilson mientras miraba su mirada nerviosa.

Serene no pudo entenderlo, ya que dijo, "Si te gusta Shirley, ¡romperemos entonces!".

La expresión de Wilson se volvió fría cuando dijo, "No se te permite mencionar la palabra ruptura en el futuro".

"...Pero te gusta Shirley".

“No me gusta Shirley. Eso fue solo un escenario inventado".

Serene habló de una manera irrazonable, "Los escenarios inventados tampoco están permitidos".

La encantadora mirada divertida en los ojos del hombre se profundizó cuando dijo, "Entonces, no volveré a crear escenarios fingidos sin fundamento, como ese, en el futuro".

Ellos tenían un largo camino por delante y no había necesidad de apresurarse ya que ella ahora le pertenecía. Era como marcar territorios en un mapa. Dado que él era el gobernante ahora, no importaba cómo los demás discutieran y juzgaran, todo lo que ellos podían hacer era imaginar lo imposible.

Wilson abrazó a su mujer mientras caminaban por las calles brillantes y coloridamente decoradas el día de Año Nuevo. Él bajó la cabeza y la besó en la frente mientras susurraba, "Sin duda te pertenezco, pero debes recordar que tú también eres mía".

Serene le abrazó su cuello y asintió con seriedad mientras decía, "Sí, seré tu novia de todo corazón".

Cuando ella le hizo esa promesa, parecía como una de esas promesas de “estudiar mucho" que se le hacían a un maestro.

Sin embargo, a Wilson le encantó. Los fuegos artificiales parecían sonar en sus oídos mientras su corazón explotaba espectacularmente como espirales de fuegos artificiales.

…

Florencia, 8 a.m.

Verian no durmió en toda la noche. Se paró junto a la ventana mientras tenía ojeras alrededor de sus ojos. Ella estaba mirando hacia la concurrida calle llena de gente y todo lo que sentía era lo absolutamente sola que estaba.

Hoy era el día de Año Nuevo y, según la tradición, hoy debería ser un día ajetreado.