Resumo de Capítulo 821 – Capítulo essencial de Devoción apasionada: la querida esposa del Maestro Fudd por Internet
O capítulo Capítulo 821 é um dos momentos mais intensos da obra Devoción apasionada: la querida esposa del Maestro Fudd, escrita por Internet. Com elementos marcantes do gênero Romance, esta parte da história revela conflitos profundos, revelações impactantes e mudanças decisivas nos personagens. Uma leitura imperdível para quem acompanha a trama.
La Universidad de Ciudad Capital era una de las mejores universidades no solo de China, sino también del mundo. Por lo tanto, tenían una mentalidad muy abierta. La dirección de la residencia permitía a los estudiantes quedarse fuera.
Cherie seguía visitando la casa de Boyle y una cosa llevó a la otra. Empezó a quedarse en casa de Boyle con más frecuencia. Sin embargo, ella conocía su lugar, ya que Héctor también vivía allí y solo había un baño en la casa, lo que hacía su estadía algo incómoda.
Era un sábado por la noche. Héctor estaba apoyado en la puerta de Boyle mientras mordisqueaba su manzana. "Mañana es fin de semana. ¿Va a venir Cher?".
"¿Por qué?".
"Me quedaré en el bufete de abogados esta noche si ella viene, para darles espacio. No quiero estar de violinista por si acaso quieren ponerse íntimos".
Boyle respondió fríamente: "¿Eres consciente de que eres el violinista?".
"Sí. Soy un buen amigo, ¿verdad? ¿Estás conmovido? Estoy dispuesto a dormir en la pequeña cama de madera del bufete solo por ti. Me he sacrificado tanto por ustedes, así que deben hacerme su padrino cuando se casen".
Casarse... Boyle se quedó atónito al oír eso.
Boyle se quedó mirando el gráfico de acciones de su computador mientras decía: "No importa si viene o no, no tienes que irte mañana".
"¿Vas a conseguir una habitación en un hotel?".
"No, compré una casa".
Los labios de Héctor se movieron. Se quedó sin palabras.
Qué tipo tan adinerado.
¿Podía permitirse comprar una casa en la capital como si nada?
"Ejem, Boyle, ¿realmente compraste una casa? ¿Dónde está?".
"Está en la zona de Greentown, cerca de la Universidad de Ciudad Capital".
Héctor se quedó boquiabierto: "¿Qué coño? Las casas en la zona de Greentown son caras. Además, está cerca de la Universidad. Seguro que vale al menos cuarenta mil dólares por metro cuadrado. ¿De dónde sacaste tanto dinero?".
Boyle respondió: "Usé todo el dinero que obtuve de mis becas y que gané con mis inversiones. Además, pedí prestados cincuenta millones a Huntley. Es justo lo que necesito para pagar la cantidad total".
Héctor se quedó sin palabras.
Así era la vida. ¡Siempre se perdía con maníacos como ellos!
Héctor dijo: "¡Si hubieran menos maníacos como tu en este mundo, estoy seguro de que un montón de chicas me perseguirían!".
Boyle sonrió y dijo: "Ayúdame a mudar mis cosas mañana".
"Claro. Por favor, no te olvides de mí cuando te hagas rico algún día. Si esto sigue así, pronto serás un joven propietario".
Héctor suspiró mientras pensaba para sí mismo: ‘La comparación matará tu alegría’.
Él seguía luchando en su carrera, pero su mejor amigo ya había ganado una fortuna. Incluso tenía una casa nueva que valía varios millones en ese momento.
Héctor le dijo: "No te olvides de mí cuando tengas éxito".
...
Boyle fue a recoger a Cherie en la tarde de ese fin de semana.
Cherie se dio cuenta de que su moto no iba en dirección a su casa alquilada. Giró la cabeza y preguntó: "¿Adónde vamos? ¿No vamos a tu casa?".
"Sí. Sin embargo, es nuestra casa".
Cherie no sabía lo que estaba pasando, ni tampoco el hecho de que él había derrochado unos cuantos millones para comprar una casa nueva.
Boyle la llevó a la zona de Greenwood. Confundida, Cherie preguntó: "Boyle, ¿qué hacemos aquí? ¿Tienes algún amigo que vive aquí?".
Boyle se limitó a sonreír sin responder a su pregunta mientras la metía en el ascensor.
Llegaron a la octava planta y se detuvieron frente a un apartamento. Boyle se colocó detrás de Cherie mientras la tomaba de la mano y tecleaba el código de acceso.
Se inclinó hacia ella y le susurró al oído: "El código de acceso es la fecha en que nos conocimos, en casa de los Fudd".
Cherie se dio la vuelta y rodeó el cuello de Boyle con sus brazos. Con una brillante sonrisa en su rostro, dijo con seguridad: "Boyle, estoy segura de que te convertirás en una persona muy exitosa en el futuro. Puede que incluso tengas más éxito que mi padre".
Boyle le dio unas ligeras palmaditas en la cintura y dijo: "Vamos a ver la casa. Es una casa de reventa, pero todo es bastante nuevo. El diseño interior también me pareció decente, así que apenas cambié algo. Mira a ver si hay algo con lo que no estés satisfecha y conseguiré a alguien que lo arregle".
Cherie miró el lugar y dijo satisfecha: "Creo que todo se ve bien. No tienes que cambiar nada".
La casa tenía dos dormitorios y un salón, pero Boyle había convertido una de las habitaciones en su estudio. Había colocado el piano de Cherie dentro de esa habitación.
"Puedes practicar el piano cuando quieras".
La chica sonrió. "Boyle, ¿por qué de repente quieres comprar una casa?".
Boyle contestó: "Antes, Héctor vivía conmigo, así que pensé que sería un poco incómodo que vinieras siempre. Además, esa casa estaba situada bastante lejos de tu universidad, por lo que te resultaba algo molesto ir hasta allá para practicar el piano".
Cherie se sintió profundamente conmovida al escuchar eso. "¿Así que gastaste todos tus ahorros para comprar una casa donde me resulte más fácil practicar el piano?".
Ella levantó la cabeza y le miró con cariño. Aunque sólo le estuviera mirando con sus ojos brillantes, a él le parecía muy seductor.
Boyle tragó saliva mientras sus ojos se volvían oscuros.
La cargó y la colocó sobre la encimera de la cocina.
Cherie chilló sorprendida. Abrazó su cuello con más fuerza.
El hombre alto se puso frente a ella mientras se sentaba en la mesa de la cocina. Sus delgados dedos le sujetaron la nuca con firmeza mientras empujaba sus labios contra los de ella.
El propósito de comprar la casa no era tanto para que ella pudiera practicar el piano, sino para hacerse las cosas más convenientes para sí mismo.
Boyle no era una persona tan virtuosa. De hecho, tampoco era un adolescente joven y despistado. Era un adulto de veinticinco años y era más maduro que la gente de su edad, ya que había vivido muchos dramas familiares desde joven. Por ello, tenía la edad mental de un adulto de treinta años.
Era la primera vez que amaba tanto a una chica. Por lo tanto, quería ser egoísta y mantenerla cautiva. La quería sólo para él. A veces, incluso quería que ella se pegara a él y solo obedeciera lo que él decía.
Comprar una casa era la forma más directa de mantenerla cautiva.
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