Devoción apasionada: la querida esposa del Maestro Fudd romance Capítulo 888

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La negra y deslumbrante Harley aceleró en la vacía carretera costera.

La motocicleta estaba prácticamente volando en la calle a una velocidad de 300 kilómetros por hora.

Cherie solo podía escuchar el aullido del viento por sus oídos. Manejar a una alta velocidad la hacía sentir despreocupada y relajada, era como si sus preocupaciones salieran volando.

Tyler gritó: “¡Porotita Dulce! ¡¿Estás feliz?!”.

Cherie estrecho más sus manos alrededor de la cintura del hombre. Con su cuerpo inclinado hacia Tyler, ella gritó: “¡Sí, lo estoy!”.

“¡¿Vamos más rápido?!”.

“¡Seguro!”.

Los dos estaban desenfrenados. Era como si hubieran viajado en el tiempo y hubieran regresado a cuando eran jóvenes.

La emoción intensa que estaban teniendo había hecho que sus mentes quedaran en blanco y dejaran atrás todas las preocupaciones y penas.

Pronto, ellos llegaron a una playa apartada.

Era verano y mientras el atardecer comenzaba, el cielo obtuvo tonos naranjas por el sol poniente.

Luego de bajarse de la motocicleta, ellos caminaron hacia la playa y pasaron su tiempo disfrutando el hermoso escenario del mar y el atardecer.

Tyler colocó su mano atrás de su espalda para soporte y giró su cabeza hacia la chica que estaba sentada al lado de él. Él sonrió. “Porotita Dulce, deseo tu felicidad eterna tal y como era antes cuando eras joven. Nadie debe de tener el derecho de privarte de tu felicidad”.

“Pero entre más envejezco, más me doy cuenta de que ya no sé lo que es la felicidad”.

Tyler se quedó mirando la apariencia solitaria y sombría de ella. Él luego agarró un poco de arena y la arrojó sobre la cabeza de ella.

Cherie se le quedó mirando y acto seguido, ella agarró una pila de arena y se la tiró a Tyler. Tyler se rio y los dos terminaron persiguiéndose y haciendo tonterías en la playa.

Pronto, sus cuerpos estaban cubiertos de arena y ellos estaban exhaustos de estar corriendo.

Ellos se quitaron los zapatos y caminaron calmadamente por la playa sin zapatos.

Tyler dijo: “No puedo creer que hayan pasado siete años. Siento mucho no haber podido estar a tu lado por estos últimos siete años”.

Cherie sonrió levemente. “Somos adultos ahora. Tienes bastantes cosas que hacer en tu vida. Además, tú no eres mi sombra. No tienes que acompañarme a cada rato”.

Las palabras se trabaron en su garganta y al final, él le confesó: “Me culpó por tu aborto espontáneo. Si hubiera estudiado en la Universidad de la Ciudad Capital, no hubieras salido con Boyle. No hubieras terminado embarazada ni hubieras tenido el aborto espontáneo”.

“No existen los ‘si hubiera’ en la vida”.

“¿Sabías que hubo un tiempo en el que no tenía el valor para verte?”.

Cherie estaba confundida. “¿Por qué razón? Si no hiciste nada malo”.

Tyler le dijo francamente: “Era porque no sabía cómo actuar frente a ti. No sabía si debía hablarte como amiga de la infancia o como un admirador que había fallado en conquistarte”.

“Tch”. Cherie se rio nerviosa. “¿Por qué pensarías eso?”.

Como Cherie no parecía molestarse por eso, él puso deliberadamente una cara seria. “No te rías de mí. También tengo dignidad”.

Cherie recobró la compostura y le dijo: “Tyler, ¿alguna vez has pensado que quizás no tienes sentimientos románticos hacia mí? Solo estás acostumbrado a protegerme y quererme como tu amiga de la infancia”.

Él miró la cara de tez clara de ella y se rio. “Eres una increíble persona. Sería imposible que no me gustaras”.

“Solo gustar no es lo suficiente, Tyler”.

Tyler descansó sus brazos en el hombro de ella y paseo junto a la playa.

“De hecho, he pensado que nuestra relación actual durará por más tiempo. Puedes tratarme como tu hermano o familiar y yo haré lo mismo contigo. Así podremos estar juntos hasta que estemos viejos”.

Cherie se detuvo abruptamente y miró a Tyler. “Yo pensé que ya éramos familia”.

Él sonrió y con sus brazos bien abiertos, le dijo: “Ven y dame un abrazo. ¡He regresado!”.

Cherie sonrió y le dio un abrazo.

En la sucursal de la capital del Grupo MO.

Los ejecutivos estaban en una reunión y la atmósfera era fría y tensa.

Ellos se miraban unos a otros consternados. No habían podido darle ni una buena sugerencia a Boyle.

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