Você está lendo Capítulo 941 do romance Devoción apasionada: la querida esposa del Maestro Fudd. Visite o site booktrk.com para ler a série completa de Devoción apasionada: la querida esposa del Maestro Fudd, do autor Internet, agora. Você pode ler Capítulo 941 online gratuitamente ou baixar um PDF grátis para o seu dispositivo.
Pesquisas relacionadas a Capítulo 941:
Boyle colgó y se dejó caer en el sofá.
Él apoyó la cabeza en el sofá, cerró los ojos y se perdió en sus pensamientos por toda la noche.
Huntley y Whitney llamaron después de la medianoche.
Huntley dijo: “Boyle, mañana… Whitney, Hector y yo los visitaremos en la Ciudad del Norte. Cher no tiene muchos buenos amigos. Deja que Whitney pase un tiempo con ella”.
Boyle dijo: “Está bien”.
Después de un rato, Boyle dijo: “Gracias”.
Huntley sonrió y dijo: “Vamos. Hemos derramado sangre juntos en las trincheras. Además, Whitney y Cher son mejores amigas… Cher no se siente bien ahora, así que, por supuesto, tenemos que hacerles una visita”.
…
Boyle se levantó del sofá de la sala de estar a las 6 de la mañana y regreso al dormitorio.
Cherie todavía estaba profundamente dormida.
Boyle volvió a colocar el celular de ella en su lugar original, se acostó en la cama y se metió debajo de la colcha. Él la abrazó fuertemente.
Cherie comenzó a tener el sueño ligero desde que se enfermó. Por lo tanto, ella no estaba realmente dormida. Tembló al sentir frío cuando Boyle levantó la colcha. Luego ella se acurrucó en los brazos del hombre y envolvió sus brazos alrededor de la cintura de él. Con los ojos aún cerrados, ella murmuró con brusquedad: “¿A dónde fuiste? Hace tanto frío sin ti”.
Boyle bajó la cabeza para mirar el lindo rostro de ella. Su mirada estaba llena de amor y afecto cuando dijo: “Hice un poco de avena simple. Podemos desayunar de inmediato cuando te despiertes después”.
El estómago de Cherie gruñó al escuchar la palabra desayuno. Ella frotó su pequeño rostro contra el cálido cuello de él. “Tengo ganas de comer empanadas chinas del Distrito Luz de Luna”.
“Está bien. Iré a comprar más tarde”.
Cherie lo abrazó y dijo coquetamente: “No, no quiero que te vayas de mi lado”.
Ella estaba aferrada a él como una niña.
El corazón helado de Boyle se derritió. Él bajó la cabeza y le dio un beso en la hermosa frente. Luego se rio con su voz profunda. “Quieres comer empanadas chinas, pero no quieres que vaya a comprarlas. ¿Qué es lo que quieres entonces? ¿Las empanadas chinas o a mí?”.
Cherie abrió los brazos para que él pudiera abrazarla mientras murmuraba en un tono infantil: “Te quiero a ti y a las empanadas chinas”.
Boyle la abrazó fuertemente. Acarició el cabello suave y despeinado de la mujer con sus enormes manos y dijo: “Entonces le pediré a Calum que compre las empanadas chinas”.
Boyle la abrazó mientras miraba al vacío.
Cherie se recostó en los brazos del hombre y cerró los ojos. Sus gruesas pestañas temblaron mientras abría los ojos de repente para mirar a Boyle. “No quiero estar sola, así que no me dejes sola, ¿de acuerdo?”.
Ella se volvió más sensible después de enfermarse.
Boyle la miró de reojo y le tomó las palmas de las manos. Él le prometió con su voz ronca: “Está bien, no te dejaré aquí sola”.
Cherie se sintió más tranquila en ese momento. Ella abrazó el cuello del hombre para luego apoyar la cabeza sobre este. Entonces, ella murmuró: “La gente del hospital vendrá a buscarme si me dejas aquí sola. Si me llevan, nunca podrás verme de nuevo”.
Boyle sintió como si hubiera un millón de piedras presionando su pecho. Se sintió sofocado. “Aún puedo visitarte en el hospital si te llevan. Todavía podemos vernos”.
Boyle intentó convencerla.
Sin embargo, Cherie se enojó cuando escuchó a Boyle ponerse del lado del hospital. Ella tiró de la colcha y se cubrió con esta mientras le daba la espalda.
“Has sido sobornado por la gente del hospital”.
Boyle la miró escondida debajo de la colcha. Extendió la mano y tiró de la mujer. “La gente del hospital no se atreverá a hacer eso. Si ellos en verdad hacen eso, les diré que se vayan”.
“Pero te estás poniendo de su lado”.
“Cherie, no me estoy poniendo de su lado. Yo estaré de tu lado pase lo que pase”.
Cherie se asomó por la colcha mientras la sostenía con las manos. Ella lo miró con duda y preguntó: “¿En serio?”.
Boyle la miró directamente a los ojos y respondió: “Ajá, sí”.
Cherie se acurrucó en el abrazo del hombre de nuevo como una niña satisfecha. Ella dijo: “Comeré todas mis comidas a tiempo y dormiré bien. Mientras tú estés aquí conmigo, me recuperaré”.
Boyle extendió la mano y le apartó el cabello. Él permaneció en silencio y la miró cariñosamente.
Cherie lo miró y parpadeó. “¿Está bien, Boyle?”.
“Sí”.
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