Diario de una Esposa Traicionada romance Capítulo 1085

Al escuchar ese nombre, José Luis soltó una carcajada sarcástica.

Ni siquiera eran dignos de atarle los zapatos a su patrón.

Con un poco de poder en sus manos, se atrevían a chismorrear.

José Luis, sin pensarlo dos veces, le dio un golpe certero al tipo.

El hombre, dolorido, soltó su mano.

José Luis entonces se puso frente a Selena, protegiéndola.

En la pasarela, las modelos ya comenzaban a retirarse.

La confrontación atrajo la atención de todos.

Se escuchó la voz furiosa del hombre, "¡Chinga! ¿Te atreves a golpearme? ¿No crees que te voy a llenar de balazos?"

"No lo creo."

José Luis, sin perder la calma ante semejante idiota, sacó su teléfono para hacer una llamada.

Los asistentes al desfile comenzaban a rodear la escena.

Alguien reconoció al hombre y murmuró:

"¿No es este güey de la familia Córdoba?"

"Dicen que es el cuñado del mero mero de la familia Córdoba."

José Luis, con su excelente oído, captó el comentario. Apenas entonces recordó el nombre del tipo, alguien de una rama lejana de la familia Córdoba, criado afuera.

El hombre no mencionó al patrón, sino a su propio padre.

Por un momento, no había hecho la conexión.

¿El cuñado? Vaya que se atrevían.

La rama lejana de los Córdoba ni siquiera osaría llamar abuela a su señora.

"¡Espérate nada más!"

El hombre lanzó su amenaza, "Te haré pagar caro por este golpe."

José Luis no le prestó atención. Tras finalizar la llamada, se volvió hacia Selena.

"Señora, ¿está usted bien?"

Selena no alcanzó a responder cuando una risa burlona se escuchó cerca.

"¿Señora? Qué formalito."

"No pareces muy letrado, más bien veo a un bruto, y uno pobre."

"Esto es lo que propongo: dime un precio y dame a tu señora."

José Luis se contuvo de actuar. Consideraba que semejante basura no merecía su tiempo.

Solo era una hormiga, aplastarla sería muy fácil.