Diario de una Esposa Traicionada romance Capítulo 152

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Me reanimé un poco y dije: "No te preocupes por eso, el divorcio es un asunto entre él y yo. Pero Ricardo siempre fue tan bueno conmigo, no quiero que se vaya sin entender lo que pasó."

Con esa píldora de tranquilidad, Mario finalmente decidió hablar y sacó de su bolsillo una bolsa de plástico sellada, que contenía una pequeña pastilla. Esa pastilla me resultaba más que familiar. Era la medicina de emergencia que el abuelo siempre llevaba consigo.

Mario dijo: "Esto lo encontró el personal de limpieza en el estudio del señor Ricardo, bajo la alfombra del escritorio, hace un par de días."

La tomé y la examiné detenidamente, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda. El aire en Puerto Nuevo no era particularmente seco, si la pastilla hubiera estado en el suelo desde hacía tiempo, debería mostrar algunos signos de humedad. Pero la pastilla dentro de la bolsa no mostraba rastro alguno de humedad.

Mi voz se tensó y pregunté: "¿Cuándo fue la última vez que se hizo una limpieza profunda en la casa?"

"El día antes del incidente de Ricardo fue la última vez que se limpió a fondo."

Mario obviamente había considerado esta posibilidad y respondió de inmediato, con un semblante algo grave. Es decir, todos los indicios señalaban que la pastilla se había caído el día que Ricardo falleció. Y él solo había mostrado malestar cuando estuvo a solas conversando con Andrea Montes, fue en ese momento cuando necesitó la medicina.

Pero... cuando confronté a Andrea esa noche, ¡ella nunca mencionó que Ricardo quisiera su medicina!

Mario y yo intercambiamos una mirada, viendo en los ojos del otro una profunda sospecha, me mordí el labio y pregunté: "¿Isaac ya sabe?"

"Todavía no."

"Primero vamos a verificar las huellas dactilares."

Pensé por un momento y luego dije: "Decírselo ahora no serviría de mucho. Con solo esto, y con la confianza que tiene en Andrea, pensará que estoy intentando difamar a su querida."

"Señora... en realidad, Isaac no trata a Andrea..."