Diario de una Esposa Traicionada romance Capítulo 155

Me senté y estiré la mano para encender el interruptor al lado de la cama, y la habitación se iluminó de repente. También me sorprendió verlo en un estado tan desaliñado, algo completamente inusual para él. Siempre había sido elegante y distinguido, pero en aquel momento tenía la mandíbula cubierta de barba de varios días y las ojeras profundas, como si no hubiera dormido bien en días, mostrando un aire de derrota. Algo debió haber pasado en Montes Global Enterprises para tenerlo tan ocupado.

Fruncí el ceño levemente y le dije: "Tendrías que haber usado tu tiempo para venir a verme en dormir un poco."

Él, con los nudillos bien definidos, enganchó su dedo índice en el nudo de la corbata y lo bajó un poco, con una sonrisa amarga en los labios: "He sentido el dolor de perder a un hijo como tú."

Mi corazón se apretó y con una sonrisa burlona dije: "Isaac, no necesito tu empatía, solo recuerda siempre que tu primer hijo lo perdiste por tu propia mano. Eso es suficiente para mí."

El dolor cruzó por sus ojos oscuros, y sus labios se tensaron ligeramente, mientras preguntaba con su voz ronca: "¿Me odias tanto?"

"Odio."

Admití abiertamente: "A ti y a Andrea, los odio profundamente. Si crees que me debes algo, o al niño, simplemente ven conmigo a la oficina de registro civil el próximo mes para obtener el certificado de divorcio."

"Está bien."

Tragó saliva, bajando la mirada y con voz sombría dijo: "Como digas."

...

Esa noche, no dormí bien. A pesar de que había tomado una decisión difícil, tenía la sensación de que eso no terminaría tan fácilmente. Esa sensación me hacía sentir inestable, irritada y confundida. Sin embargo, al día siguiente, al despertar, recibí buenas noticias.

Al otro lado del teléfono, David Guzmán se reía y me decía: "Gran diseñadora Coral, nunca dejas de impresionarme."

"¿Eh?"

Me detuve comiendo fruta y le dije: "David, ¿tan temprano y ya te diviertes a mi costa?"

"Si te digo que ganaste el primer lugar en el concurso de diseño..."

David soltó una carcajada: "¿Aún pensarías que estoy bromeando?"

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