Diario de una Esposa Traicionada romance Capítulo 286

Cuando Lorena apareció en la oficina, su pecho aún se levantaba con agitación, claramente preocupada. Cualquiera podía notar cuánto le importaba su hija Abril. No era diferente a cuidar de la niña de sus ojos.

Al ver a su apoyo llegar, Abril puchereó, con ganas de llorar y le dijo: "Mamá, me compadecí de ella por haberse recién divorciado, vine a apoyar su negocio, ¡y ella junto con su amiga me llamaron animal!"

Lorena frunció el ceño, mirándome furiosamente y criticándome: "¡Cloé, no seas tan ingrata! ¡Pídele disculpas a mi hija!"

"De tal madre tal hija."

Leticia no pudo soportarlo más y preguntó: "¿Qué quieres decir con ser ingrata? ¿Quién le pidió a tu hija que se preocupara por nuestro negocio? Yo dije que no queríamos su pedido, ¡pero insistió!"

"¿Y tú quién te crees para hablar conmigo?"

Lorena dijo con desprecio, su mirada se posó en mí con una amenaza clara: "Cloé, la última vez ya lo dejé pasar por ti, pero si hoy no puede controlar su boca, la haré desaparecer de Puerto Nuevo."

Leticia, que no se dejaba intimidar fácilmente, se enfureció aún más y le respondió: "Creo que te has olvidado de lavarte la boca después de comer mierda, qué arrogancia..."

"¡Leti!"

La detuve abruptamente, forzada a hablar: "¡Basta, vuelve a la oficina y espérame!"

No me preocupaba lo que me pasara a mí, pero temía que Leticia sufriera por mi culpa. Las Monroy, madre e hija, no eran muy astutas, pero sí muy crueles. Sus palabras no me dejaban arriesgar la seguridad de Leticia.

Leticia se resistió y luego me dijo: "Me quedaré aquí contigo..."

"¡Ve y espérame!"

Abril claramente fue a provocarme, y en aquel momento con Lorena allí, ambas disfrutaban abusando de su posición. Si Leticia se quedaba, seguramente no soportaría sus palabras y explotaría.

La empujé hacia la oficina a pesar de su desacuerdo, pero ella solo me decía: "Cloé, ¡te van a intimidar!"