Diario de una Esposa Traicionada romance Capítulo 846

Rosa salió del grupo de chat, dejándoles espacio a ella y a su hermana para hablar a solas.

Lorenzo terminó de preparar el caldo para la resaca y salió de la cocina, viendo que Rosa regresaba a su habitación, la siguió para ofrecerle el caldo primero.

A Rosa aún no le hacía falta ese extremo, solo había sido vino espumoso.

Pero, con tan buena intención, igual se tomó un tazón.

“Señora Yáñez, el agua caliente ya está lista, puede darse un baño.”

Después de tanto viaje, en verdad se sentía algo incómoda.

“¿Puedo tomar un baño?”

Cuando Lorenzo llevó a su abuela a Villa del Mar para un tratamiento, dejó el cuidado de la casita a Josefina, la vecina.

Aparte de la limpieza regular, lo más importante era mantener los aparatos en funcionamiento.

El calentador de agua de su casa, aunque viejo, seguía funcionando perfectamente después de tantos años.

“Sí, acabo de prepararlo.”

Rosa fue a bañarse.

Lorenzo llevó caldo para la resaca a Leticia y Cloé.

Las dos parecían borrachas, chocaron los tazones del caldo con bravura.

“Todo está en el vino, hay que acabárselo.”

Cloé cooperó completamente.

Lorenzo, sin poder decir nada pero riéndose, se retiró a un lado, sin querer interrumpir a las dos hermanas que estaban a punto de jurar amistad eterna arrodilladas en el suelo.

Después de arreglarse, Rosa se fue a dormir, pero aún podía escuchar a Leticia hablando e incluso cantando en el patio.

Sacudió la cabeza.

Después de acompañarlas toda la tarde, su récord de irse temprano a la cama se había roto.

…

Leticia agarró una botella de vino, usándola como micrófono para cantar.

Ya era casi medianoche, y Lorenzo tuvo que sujetarla con fuerza para evitar que causara molestias.

“Cloé, mañana te acompaño al karaoke, puedes cantar lo que quieras, por el tiempo que quieras.”

“Pero por ahora, ¿qué tal si vamos a dormir?”

Leticia se levantó de un salto, “¡Claro!”

Lorenzo estaba a punto de ayudarla cuando la escuchó decir: “Mañana vamos a subir el cerro, a rezar.”