Diario de una Esposa Traicionada romance Capítulo 982

Pero una que se llevaba bien con Laura, mirándola preocupada, preguntó: "Tu marido no le hará nada malo a Laura, ¿verdad?"

Selena ya no podía seguir comiendo, se puso su mochila con indiferencia y respondió: "¿No deberías estar feliz por ella? Quería algo con mi marido, ¿no? Que se la hayan llevado es justo lo que quería."

"..."

Después de decir eso, se dio la vuelta para irse.

Pero se encontró cara a cara con Óscar.

Liam acababa de levantar la mano para detenerla, pero al ver a Óscar, la bajó.

Selena solo le echó una mirada y pasó a su lado.

Óscar no la detuvo, sino que la siguió escaleras abajo.

Al salir por la puerta grande del restaurante, agarró su brazo y la llevó a su coche.

Selena ya ni siquiera tenía ganas de discutir.

De todos modos, discutir no llevaba a nada.

Óscar tampoco dijo nada, hasta que llegaron al hotel donde se hospedaba.

Selena no se hospedaba ahí. En cuanto el coche se detuvo, abrió la puerta para bajar y buscar otro transporte que la llevara a su hotel.

Pero un brazo la rodeó por la cintura y la llevó con fuerza al hotel.

Selena se resistió, y Óscar, con la voz baja en su oído, dijo: "Aquí no me conoce tanta gente, no tengo por qué contenerme, Selena, puedes intentar provocarme si quieres."

Selena levantó la vista, sin entender bien la emoción en los ojos de Óscar.

Era como ese lobo siberiano que había visto en un documental.

Cuando dos machos pelean por una hembra, esa mirada en sus ojos era muy similar a la de Óscar en ese momento.

Era una determinación feroz de conseguir lo que quería.

Pero había algo diferente, como si debajo de esa ferocidad, estuviera reprimiendo algo más.

En ese momento de distracción, ya la había llevado a la habitación.

Y la sentó en la orilla de la cama.

Vio a Óscar comenzar a quitarse la ropa.

Hacía más calor aquí que en casa.

Solo llevaba un traje negro.

No le prestó atención cuando se quitó el saco, pero luego se quitó el chaleco.

Después de aflojar la corbata, empezó a desabrocharse la camisa.