53 EL NOVIO PERFECTO
CAMIL DE LA FUENTE
Nunca había añorado y temido tanto un amanecer. Estaba cansada,¡si!, demasiado, al punto de solo querer irme a casa a invernar como un m@ldito oso. Lo peor de todo es que sabía que no descansaría nada todo el día.
Para empezar no podía ir directo a la mansión de Farid, sino que tenía que ir a mi propio departamento a enfrentar a la dragona de Shrek.
No iba a ser fácil encontrarme con Mara… lo tenía claro. Habían pasado seis largos años desde la última vez que nos vimos, y no terminamos en buenos términos. Yo estaba embarazada de cuatro meses cuando ella decidió echarme de casa sin contemplaciones.
No le guardaba rencor, o al menos eso quería creer. Creo que había dejado ir el pasado la noche que Emira nació. No valía la pena guardar antiguos resentimientos que solo me restarían energía.
Estuve en el cambio de guardia y recogí mis cosas para regresar a casa. En el parqueo estaba mi nueva camioneta. Había olvidado por completo que había llegado en ella, así que estuve buscando mi vehículo de siempre hasta que caí en cuenta que no la encontraría. Ese sencillo episodio me convenció que no estaba en mis cinco sentidos esa mañana.
Ahora solo debía concentrarme en el tránsito y dejar de pensar… dejar de pensar en todo.
La imagen de Farid recibiéndome con mi hija en casa, era lo único en que me quería visualizar. Mi familia, ese instante tan mío que alegra mis días.
Me metí en el auto y conduje en dirección a mi edificio. La avenida estaba atestada de tráfico como todas las mañanas que salía de guardia, así que un recorrido realmente corto se demoró cerca de unos cuarenta y cinco minutos.
Finalmente aparque el auto en los bajos del edificio y el portero se sorprendió en ver a esa camioneta extraña entrando al parqueo de los inquilinos.
Lo salude amablemente cuando me reconcio finalmente.
—Buenos días señorita Camil. No la reconocí— saludó con alegria y traté de igualar su entusiasmo tratando ser cortes y cálida con él.
—Buenos días, señor George. ¿Cómo ha estado?— saludé obviando las explicaciones de mi nuevo coche.
—Muy bien doctora, aunque con un poco dolor en la espalda— alegó y lo observé atenta, como si estuviera en el interior de una consulta del hospital.
—¿Además del dolor en la espalda tiene alguna otra molestia?— inqueri.
—Realmente no—acotó y entonces esbocé una tierna sonrisa— Me temo que entonces no sea nada quirúrgico.
—¡Gracias al cielo!— respondió él casi con espanto. El señor George pasaba de Lao sesenta años, así que un siemple dolor en la espalda, era consecuencia del desgaste muscular causado por la vejez a pesar de tener excelente condición física.
—Pase buen día señor George— me despedí y me encamine a las escaleras.
—Pierde cuidado Camy, ya me explico ayer tu novio que eres una gran cirujana— comenta con tranquilidad, y a mi se me encienden todas las alarmas de mi cabeza— ¡Que muchacho tan buen mozo, educado y es de muy buena familia!
—¿Mi novio?— inquiero tan sorprendida que no doy crédito a lo que acaba de decir. Solo la sorpresa impide que comience de despotricar sobre las atribuciones que se tomó Dave en decir que es mi novio… o perfectamente las atribuciones se las pudo haber tomado Mara.
—¡Si, ese hombre es un partidazo!—repite encantada— Realmente me asusté mucho cuando el malnacido del «árabe infeliz recogido» tomó la llamada hace una semana, pero ahora me quedo más tranquila de que hayas dado con el hombre Perfecto. Además no le importa nada que tengas una hija pequeña.
—Mamá, Dave es solo el jefe de cirugía de mi hospital, y se puede decir que somos amigos. Aún lamentando el decepcionarte, es mejor que tengas claro que no somos novios ni nada por el estilo.
—¡Camil, ve a ver si no arruinas también esto!— su tono de advertencia me enerva y trato de no darle importancia.
No sé cómo lo logra, creo que tiene un don de la naturaleza para crear discordia y problemas a su alrededor. Aún no lleva veinticuatro horas en Atlanta y ya me invento un nociazgo con Dave.
—¡Mamá no tengo que arruinar nada!… ya te dije que no hay nada entre Dave y yo. Y Será mejor que no intentes cambiar eso.
—Bueno… si es así que mal por ti— se lamenta y vuelve al ataque sin perder su toque de meter el dedo en la herida— Entonces… ¿Qué demonios hacia ese mugroso de Farid Aray contestando tus llamadas?

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Los comentarios de los lectores sobre la novela: DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY.