DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY. romance Capítulo 68

68 CAMIL HORAS ANTES

CAMIL DE LA FUENTE

Totalmente superada por la cantidad de trabajo, pasó otra hora y media antes de que por fin pudiera entrar en el consultorio del prestigioso cirujano y mi jefe Dave Brown.

Me sorprendí al entrar y ver que Mara continuaba plácidamente sentada charlando de lo lindo, se suponía que a estas alturas tenía que estar ya ataviada en una bata de papel y con el cul0 al aire; para realizarse nuevas ecografías, y procedimientos de contraste que mostrarán otra cara de aquel tumor inoperable.

—¿Y bien?— pregunté desde la puerta y ambos se sobresaltaron al verme. No se de que hablaban, pero de lo que fuese, era evidente que no querían que precisamente yo lo escuchara.—¿Ya tenemos un diagnóstico?

—Camil—advirtió Dave —Me temo que será mejor que hablemos cuando tú madre se vaya. Tenemos el tiempo del mundo para ponernos al día. No tiene caso que repitamos lo mismo ahora, ella ya lo escucho y volverlo a escuchar podría ser una tortura para ella.

—No creo que Mara no pueda escuchar lo que tengas para decir. Un peor diagnóstico que el que ya trae desde Miami, pues no lo creo posible— alegue haciendo una mueca de disgusto. Mi madre no era de cristal, sabía su diagnóstico. No crei que volver a escuchar en el peor de los casos, lo que ya había diagnosticado un médico en Miami Dade pudiera dañarla.

—Camil— llamó mi madre dramatizando desde que abrió la boca—No sé en qué momento te convertiste en un ser tan inhumano— me reprochó e hizo un puchero a punto de comenzar a llorar.

—Sencillo Mara, en el momento en que herede tus jodidos genes, Querida— sisee rodando los ojos ante su intento de despertar mi lastima o mi devoción. Pero después del show en la mañana contra Farid no me creía capaz de dejarle pasar otra estupidez. —¿¡Hablaras de una vez!? ¿O tendré que realizar yo misma los exámenes?

Él solto el aire resignado como si mi presión hubiera actuado sobre él de alguna manera. Cosa que a estas alturas creía poco probable depues del episodio que habíamos vivido unos días atrás dentro de un quirófano por yo intentar pasar por encima de su autoridad.

—Camil, el tumor compromete en más de un ochenta por ciento los ganglios linfáticos, eso lo hace casi imposible d extraer. No creo que sea prudente entrar a la cavidad abdominal, ya que puede ser ciertamente contraproducente. Tambien es hora que dejemos de dispararle con la radiación de los equipos de imaginología, porque pueden hacer que el cancer avance de manera más agresiva.

—Entonces, ¿coincides con el primer diagnóstico?

—Si… — vi dudar a Dave al contestar—. Confirmó el diagnóstico.

Algo no me cerraba, ese hombre era un cirujano arriesgado. En los dos años que llevaba siendo mi mentor jamás se había alejado de un paciente quirúrgico por considerarlo un caso inoperable. Ni en sus clases en la facultad de medicina, lejos del quirófano, Dave me había parecido tan frío a la hora de diagnosticar.

—Pero… ¿Por qué no te siento absolutamente convencido de lo que estás diciendo? Siento como si algo te estuvieras guardando— musité y trate de verlo solo a él a los ojos, sin que la visión Mara me nublara el juicio.

—¿Desconfías de mi, Doctora de la Fuente? — preguntó Dave apoyándose en el semblante que usaba para recordar que estaba en un nivel superior en la jerarquía del hospital—. Es difícil para mi dar un diagnóstico tan desfavorable a una colega, cuando la paciente es su propia madre. ¿Cómo quieres que no me tiemble la voz?

No creas que ser médico me convierte en inhumano, sin sentimientos. Te reprendí hace unos días en el quirófano, y creí que habías aprendido la lección Camil. En ocasiones la medicina no alcanza, a veces hay que dejar ir.

—No tienes que recordarme lo qué pasó en ese quirófano, ya me disculpe. Tampoco estoy desconfiando de su capacidad como cirujano—alcance a decir.

—En un rato le estaré realizando otro examen a tú madre. Creo que después de eso podemos ir a almorzar los tres juntos— propuso Dave y mi madre enseguida asintio secundando su idea. Yo sencillamente negué desde un primer momento. No tenía nada que celebrar con ellos dos como para estar tan Feliz.

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