¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia romance Capítulo 2090

Vicente estaba tendido en la cama y, aunque Floria no lo podía ver con buenos ojos, quitarle las agujas era su deber. Se acercó a él y, inclinándose, empezó a retirar una por una las agujas de plata.

Parecía que Vicente podía sentir su respiración en su espalda, suave y ligera, nada que ver con su carácter feroz y vehemente.

Ella se acercó, y aún llevaba el rastro de una fragancia suave y agradable.

Eso hizo que el ritmo del corazón de Vicente empezara a cambiar.

Con las manos cruzadas bajo su barbilla y una sonrisa en los labios, preguntó: "Floria, ¿qué tal ves mi cuerpo? ¿Está firme y musculoso, verdad?"

Apenas salieron esas palabras, Floria se detuvo en el acto de quitarle las agujas, dándose cuenta de que él estaba soltando un piropo atrevido. A propósito, giró un poco las agujas dentro de su piel y, apretó los dientes y dijo: "Sí, está bastante firme, pero los músculos firmes no sienten dolor, ¿no crees?"

"¡Ay, ay, ay! ¡Más suave, por favor!" Vicente levantó la cabeza del dolor, con el rostro todo arrugado.e2

"¿No que tus músculos eran firmes? ¿Cómo es que ahora te duele?" Dijo Floria, entretenida.

Ella no creía que Vicente, ese hombre tan descarado, pudiera con ella. ¡Floria había sobrevivido y entrenado durante años en el ejército!

Había visto suficientes hombres musculosos como para impresionarse; los músculos de los hombres no causaban ni la más mínima impresión en ella.

Para Floria, el cuerpo de Vicente era como el de cualquier otro, sus músculos incluso eran más flojos que los de ella.

Y todavía tenía el descaro de presumir delante de ella.

“Lo mío son músculos, no piedras, ¿cómo no me va a doler?” Dijo Vicente, jadeando.

Floria le había clavado esas agujas con tanta fuerza que casi le dolía de muerte.

"Los músculos firmes son casi como piedras, ¿no lo sabías?" Floria retiró rápidamente todas las agujas de su cuerpo.

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