Capitulo 20
Miranda y Lorenzo llegan en mal momento, los dos tenían una reunión con Romeo.
Lorenzo iba a recibir una disculpa de Romeo que lo que quería seguir teniendo en su grupo de aliados.
Romeo veía en Lorenzo un hijo, quería ayudarlo y sabia que sus ideas y su rebeldía le habían permitido tener una vida idílica con Aurora lejos de la manada.
Por eso quería que él siguiera siendo parte del concejo, y que en un futuro siguiera si liderato en el Concejo supremo.
Por su parte Miranda había sido citada por el para hablar de la relación con su hijo y de lo que harían para remediar la situación.
Romeo sabía que Miranda era una Alfa, esto sería un escándalo y ella sería la más afectada, no quería que su nieto fuera tratado como un bastardo, no lo permitiría.
Aún no sabía cuál era la mejor manera de resolver esta situación, era claro que no iba a permitir que Lucius se separa de Bianca, jamas firmaría una carta como esa.
Pero sabía que Miranda necesitaba la restauración de su honra, que ella merecía que le devolvieran algo de la dignidad pérdida.
Sin embargo lo único que escucharon fueron gritos, una de las lobas del servicio les pidió que se fueran, había unas situacion familiar complicada y no podría atenderlos el concejero supremo.
Lorenzo decidii regresar de inmediato, se sentía incómodo en este lugar, quizás por la decepción que le ocasionó Romeo o sencillamente porque estar allí significaba recordar que ella nunca le haría caso.
Bianca era la dueña de sus pensamientos, pero su amor no pasaría de las afueras de aquella gran mansión.
Miranda también giro pero María Antonia la detuvo tomándola del brazo.
— Creo que deberías quedarte, quieres que Bianca se entere de la verdad, hoy es tu gran noche.
Maria Antonia tenía una sonrisa triunfalista, en un par de días había logrado lo que en años no pudo, destruir la familia de Romeo y Aurora.
Ella quería vengarse, siempre se justifico con que ellos insitaron a que Juliána, su única hija eligiera un destino poco favorable al escapar con un Omega, pero en realidad eran celos.
Siempre quiso ser la esposa de Romeo, tener lo que tenía Aurora, y su aparición viva, le hizo nacer en su pecho un sentimiento de odio, una rubia infinita al destino que le quitaron.
Miranda decide seguir las instrucciones de María Antonia, y dirigirse al estudio donde se escuchan los gritos.
— Por favor mi amor, te pido que me escuches, lo que pasó es algo muy díficil pero nos amamos y se que si me das la oportunidad de explicar lo que pasó — Lucius lloraba arrodillado delante de una impresionada Bianca.
La loba no sabía cómo reaccionar, sentía un nudo en su pecho, esa verdad que quería descubrir hoy era amarga y estaba lejos de ser, algo que le diera la paz que ella imaginaba.
— Yo no quiero escucharte....
Solo titubea, sus labios tiemblan, es como si un nudo en la garganta se quedara atado a ella.
No quería ver los ojos de Lucius, no quería ver unas lágrimas que le parecían hipócritas.
Aurora se acerca y la toma de la mano
— Por favor, ven conmigo, lo mejor es que descanses un poco y que después hablen, está situación es muy contrariada para todos.
Aurora sabe que ella necesita alejarse de los gritos, de la confusión, y de todo lo que pasa.
—¿Usted lo sabía?— Bianca ve a Aurora a los ojos, necesita saber si todos le ocultaron esto, quien estuvo con ella y por lo menos pensó un poco en su dolor.
Aurora no sabe que responder, no quiere mentirle, ella sabía la verdad.
Pero antes que pueda decir algo, Miranda entra en la habitación llorando, se arrodilla en los pies de Bianca.
— Perdoname hermana, no queríamos hacerte daño, Lucius y yo lo hablamos varias veces en la cama y queríamos encontrar la mejor manera de decírtelo.
—¿Varias veces en la cama?— Bianca abre los ojos, su pecho va a salirse de su cuerpo.
—¡Es mentira! Tu sabes que solo fue una noche, que me excedí de copas, y que te tome.
— Ustedes eran mi familia, pero hoy creo que entiendo la gravedad, nunca me vieron como la hija de Darío el Beta de la manada, siempre fui la hija de Víctor y ese título nunca se lo quitaron de la cabeza.
— Hija, solo queríamos buscar el mejor camino — Darío intenta abrazarla pero Bianca lo rechaza, todos los gestos le parecen una hipocresía con ella, una manera de burlarse de sus sentimientos.
—¡ Nunca fui como ustedes!— Bianca siente que la han rechazado, que todos solo recuerdan que un día fue la hija de Víctor, ese ser que les hizo daño
— No digas eso, para mí eres como otra hija — Romeo se acerca para pedir excusas no quiere que su silencio y el de su esposa se malinterprete — Estábamos buscando la mejor solución para ti y mis nietas, ustedes siempre fueron mi prioridad.
Romeo la toma de la manos.
— Si es verdad, le pido lo mismo que quería hacer con Bella, ella se lo dijo, usted debe darme la anulación del matrimonio si en verdad me quiere cuidar como a una hija.
Bianca suspira al decir esas palabras, pero no puede seguir al lado de Lucius sabiendo lo que le hizo.
— Por favor, piensa mejor las cosas, se que ahora todo se ve oscuro, pero quizás cambies de opinión— Bella quiere remediar un poco del daño que ocasionó.
—¡No quiero que este cerca de mi!— Bianca sale corriendo mientras todos van tras ella, la loba se sube en un caballo y se va gran velocidad.
Lucius quiere ir tras ella pero Darío y Romeo se lo impiden, necesita estar sola para procesar lo que pasó.
— Tu y yo tenemos que hablar — Romeo jala del brazo a su hijo .
Bianca llora, siente que le han roto el corazón en mil pedazos, ella sabía que había alguien, recuerda las veces en que Lucius la rechazo en la intimidad, sus sospechas en el corazón clavadas como una daga.
¿porque Miranda? Se cuestiona una y otra vez, ella era su hermana y lo mínimo que deseaba era un poco de respeto por parte de los dos.
Sus lágrimas hacen que la visión sea un poco difícil, intenta limpiarlas, pero en un descuido, el caballo cabalga por una zona llena de piedras, una serpiente se atraviesa en el camino.
El caballo empieza relinchar y levanta las patas delanteras lleno de miedo, Bianca que no estaba concentrada en lo que sucedía, fue tomada desprevenida y cayó del caballo quedando inconciente en medio de aquel rocoso camino.

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