El Amor Eterno romance Capítulo 10

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Ha estado nevando por días. La Ciudad Wu estaba reluciente bajo la luz de la ciudad con todo cubierto de nieve blanca pura. Estábamos de pie cara a cara en la calle estrecha, su larga y delgada sombra se estaba alargando aún más en el suelo debajo de nosotros. Él podría ser fácilmente confundido por un personaje salido de un manga. Él escuchó lo que dije y estaba asombrado. Me miró con curiosidad, pero no dijo nada acerca de cómo me había dirigido a él. Él simplemente me pregunto, “¿Dónde vives, Jovencita?”.

“La Villa de la Familia Shaw…”.

Tan pronto como respondí, recordé que Dixon nunca había estado ahí antes, así que le dije la dirección apresuradamente. Me sonrío levemente y se quitó la bufanda para envolverla en mi cuello, la calidez de su cuerpo permanecía en ella.

Lo oí decir, “Vamos. Caminemos a casa”.

Su sonrisa lo hacía ver aún más atractivo…

Parecía que sus ojos y cejas habían sido pintadas solo para agregarle a su carisma.

Levanté mi pierna para caminar a su lado e intenté agarrar su mano. Pude percatarme que él había estado un poco desconcertado al inicio, pero probablemente me veía tan obediente e inofensiva que no se rehusó a sostener mi mano. Los dos caminamos lentamente hacia mi casa.

Ninguno de los dos habló. Era una caminata silenciosa para no ser perturbada por palabras. Finalmente, llegamos a la entrada de mi casa. Lo miré y cuidadosamente le pregunté, “Dixon, ¿Quieres entrar para tomar una taza de té?”.

Él sonrió y dijo, “Ya es tarde, Jovencita”.

Era efectivamente tarde. Vi los copos de nieve caer en sus hombros, así que me paré de puntillas para sacudirlas. Le di una brillante sonrisa y le dije, “Nos vemos la próxima vez”.

Permaneció en silencio en respuesta de mi cortés invitación. Me quedó más que claro que la larga caminata no significó nada para él. Después de nuestra partida, él regresaría con Gwen y se casaría con ella como si fueran una pareja de un cuento de hadas.

Él le había dicho que le debía una boda a ella.

Mientras tanto, estaba destinada a abandonar este mundo pronto.

Como tal, no había nada para mí que anticipar.

La luz desapareció de mis ojos a medida que me volteaba para entrar.

Corrí hacia mi habitación y encendí la luz. Cuando me paré frente a la ventana francesa, pude verlo de pie en el primer piso en la entrada con sus manos en sus bolsillos.

Me recosté sobre la ventana y le grité una despedida, mi voz era tan baja que ninguna otra alma podría haberme escuchado.

“Adiós, Dixon Gregg”.

“Nunca más te volveré a ver”.

“Espero que tengas todo lo que siempre has querido en la vida”.

Cerré mis ojos y mis lágrimas corrían por mi cara…

“He estado llorando demasiado recientemente…”

Forcé una sonrisa como si eso pudiese detenerme de seguir llorando. Esperé hasta que Dixon se fuera para ir a ducharme. Después de eso, me tomé unos calmantes antes de ir a la cama como de costumbre.

Desperté en la mañana, sintiéndome somnolienta.

Summer llamó aun antes de que me levantara de la cama.

Sonaba bastante emocional. “Carol, lo he encontrado…”.

Confundida, pregunté, “¿A quién?”.

Summer comenzó a llorar como un bebe destrozado, su voz quebrantándose de vez en cuando. “Joseph Connor. ¡Sabía que estaba vivo! Nunca vi su cuerpo. Todos trataron de convencerme de que él había muerto. Me prometí a mí misma que nunca dejaría de buscarlo hasta que lo encontrara a él o a su cuerpo”.

Ella continuó sollozando. “He estado buscándolo por ocho años y estaba a punto de perder la esperanza…Carol, ¿puedes imaginar cuan feliz me siento?”.

Joseph Connor era el chico de quien ella se había enamorado y el chico quien se había sacrificado para salvarla.

Le pregunté en voz gentil, “¿Dónde lo encontraste?”.

“En la casa de su abuela en una aldea. No puedo simplemente ir y verlo ahora mismo. Él ha perdido sus piernas, y tengo miedo que él no esté de acuerdo en verme, pero escuche que sigue estando soltero”.

Me di cuenta que ella me había dejado sola anoche porque ella había estado atendiendo esto. Era bastante obvio que ella lo quería de vuelta sin importar si él había perdido sus piernas o no. Ella quería pasar el resto de su vida con él.

“Tomate tu tiempo. No te apresures. Ve a verlo cuando estés preparada”.

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