El Amor Eterno romance Capítulo 1079

"Solo digo. Es solo un ejemplo, así que no lo tomes personal. Solo haz lo tuyo, y yo haré el almuerzo, espera un poco".

Con los ingredientes recién comprados en la mano, me dirigí a la cocina. Rara vez la usábamos, por lo que estaba relativamente limpia y ordenada. El asistente Yair estuvo muy atento a los detalles. Él siempre se había asegurado de que Zachary viviera una vida perfecta, y era útil para Zachary tenerlo cerca.

Zachary mantenía cerca al asistente Yair incluso después de enterarse de que él venía de parte de Lucas, y era útil por esa misma razón.

Escaldé la carne de res y el cerdo graso en agua hirviendo, ya que planeaba hacer curry de res y cerdo asado.

Faltaban tres horas para la hora del almuerzo y cocí arroz al vapor después de preparar los ingredientes. Tenía la intención de descansar una hora antes de volver a la cocina sin interrumpir a Zachary.

Por lo tanto, encontré una novela romántica en su estudio, “El amor en la época de cólera”, y me sentí cómoda apoyándome a su lado cuando comencé a leer. La literatura me resultaba un tanto desconocida, así que me aburrí rápidamente. Pronto, la somnolencia se apoderó de mí y me encontré cayendo en su regazo. Él acarició suavemente mi cabeza y comprobó mi aburrimiento. "Tienes sueño, ¿no es así?".

Con miedo de molestarlo, negué con la cabeza y le aseguré rápidamente: "No, no lo estoy. No me molestes. Solo quiero dormir en tu regazo".

Él esbozó la sonrisa más sutil y dijo: "Está bien, sacaré algo de tiempo para ti más tarde".

Después de lo que se sintió como una siesta de media hora en su regazo, me fui a la cocina y me esforcé en la preparación de la comida durante las siguientes dos horas. Me di cuenta de que tenía mucho tiempo y me esforcé en preparar una sopa de verduras, tocino frito y pimiento verde, junto con una guarnición de ensalada de papas.

Lo que no sabía era que Zachary ya no estaba en su estudio cuando terminé de hacer lo mío en la cocina. Entonces escuché correr el agua del baño.

Zachary le tenía fobia a los gérmenes. Tenía la costumbre de ducharse todos los días y cada vez que terminaba de trabajar.

Lo apresuré en la puerta del baño: "¡Segundo hermano, rápido!".