El Amor Eterno romance Capítulo 129

“Esto no tiene nada que ver conmigo. No deberías preocuparte acerca de lo que yo piense de esta situación. En cambio, deberías estar pensando acerca de Cinque… ella jamás abandonaría su rencor hacia ti”.

Las palabras de Clifford eran expresiones tremendamente serias. “¿Te dijo algo más cuando ella te llamo?”, cuestioné.

“Ella es una doctora ahora. Ella tiene armas para lidiar contigo”, Clifford explicó. “Esas fueron sus palabras”.

Después de colgar la llamada, mi mente estaba saturada. No podía comprender qué tipo de armas ella pudiera usar contra mí.

Sonaba como si me pudiera costar la vida.

Sacudí mi cabeza para aclarar mi mente, evitando el pensamiento de qué podría pasar. Haría mi mejor intento por enfrentar cualquier desafío que Cinque me lanzara, intentando no herirla en el proceso.

Fui al baño a tomar una ducha. Después de refrescarme, noté el teléfono que estaba en la caja fuerte, el modelo exactamente igual al móvil de Zachary.

Se sentía como si estuviésemos usando celulares iguales como una pareja. El asistente Yair mencionó que la misma familia Schick había desarrollado los móviles.

Mi Whatsapp estaba lleno de mensajes sin leer. Pasé mi dedo por encima del icono de la aplicación y decidí no darle clic, y ordené una comida en su lugar. Después de llenar mi estómago vacío, bajé las escaleras para el área comunal a relajarme.

Busqué un área alejada en el vecindario y saqué mi móvil. Cuando abrí Whatsapp, y vi mensajes de alerta de Summer, Lorraine e inclusive Dixon. Le di clic al recuadro de texto de Summer primero.

“Me armé de valor y besé a Charles”, escribió ella.

Ella insistió en arrastrar a Charles a su batalla de venganza contra Joseph, usando sus sentimientos como municiones.

“¿Cuál fue su reacción?”, respondí.

“Carol, sus labios eran tan fríos”.

Me quedé boquiabierta con su respuesta. Summer respondió los mensajes rápidamente, como si estuviese en su teléfono 24/7.

“¿Te gustó?”, curiosear

Ella respondió con una larga línea de puntos suspensivos. Quizás sus emociones eran complejas.

Yo estaba confundida ya que el hombre que ella estaba usando no era un chico ordinario; él era Charles Connor.

Sería imposible para ella no desarrollar sentimientos hacia él tarde o temprano.

Me preguntaba si Sumer sería capaz de soportar esta prueba.

No respondí el último mensaje de Summer, sino que seguí con los mensajes de texto de Loraine.

“¿Dónde estás Caroline?”, preguntó ella. “Regresé a Ciudad Wu”.

“Estoy en casa”, respondí.

Fallé en resistir el impulso, decidí tomar las llaves de mi coche y conduje al bar más animado de Ciudad Wu. Luego de llegar, busqué un lugar silencioso en donde sentarme.

Ordené el mejor vino tinto del menú. No mucho después, vi a Loraine con el rabillo del ojo. Mientras entraba al bar, estaba rodeada por algunos hombres. Estaban sonriendo y riéndose entre ellos, como si fuesen amigos; asumí que ella sabía quiénes eran.

Loraine había sido herida no hace mucho, aun así, aquí estaba en el bar. La vi tomarse algunas botellas de vino, bailando apasionadamente en el centro de la tarima.

Mientras se emborrachaba, el grupo de hombres comenzó a actuar de forma inapropiada. Le envié un mensaje a Lance mientras fruncía el ceño, viendo la situación desenvolverse.

Luego de que el mensaje se enviara, caminé hacia ella y me metí en sus brazos. “Loraine, ¿Te diviertes aquí también, Loraine?”, sonreí.

El grupo de hombres inmediatamente corrigieron su comportamiento con mi repentina aparición. Loraine estaba sorprendida de verme, inmediatamente se dirigió a mí como su cuñada. Viendo cómo se acercaba un miembro de la familia, ellos perdieron el interés y volaron del lugar.

“¿Conocías a esos chicos? Vi cómo te tocaban de forma inapropiada”, exclamé, mientras la arrastraba fuera del bar.

Loraine sacudió su cabeza en negación. “Nop”, ella murmuró.

Ella estaba ebria, su habla era incoherente. Suspiré, le sostuve el brazo y la ayudé a subirse al coche.

“Tu hermano vendrá a recogerte. Él te llevará de vuelta a la Villa Gregg”.

Loraine estaba en aturdimiento. “¿Mi hermano?”, ella balbuceó.