El Amor Eterno romance Capítulo 1298

Wallace realmente se preocupaba por Florence en su corazón, pero se negaba a admitirlo.

Pregunté con dudas: "Te preocupas mucho por ella. ¿Te gusta? Wallace, no tengas miedo de admitirlo por tu salud. Si realmente te gusta, deberías ser valiente...".

Wallace sacudió la cabeza y me interrumpió.

"Puede que sea algo especial para mí, pero no es suficiente para pasar el resto de mi vida con ella. Ya te lo he dicho esta misma tarde. Si Bambi es realmente mi hija, estoy dispuesto a asumir la responsabilidad como su padre. Sin embargo, ella no está relacionada conmigo...”.

"La niña no está relacionada conmigo, y Florence tampoco. Ella trabaja para Lucas, ¡así que le pertenecerá a Lucas toda su vida!".

"Además, mi querida Carol. Hay muchas cuestiones complicadas en este mundo. No puedes asegurar que Bambi está emparentada conmigo basándote en tu propio juicio. Aunque fue sexo sin protección, no puedo embarazar a otras fácilmente. Y Florencia...".

"No me siento culpable por ella en absoluto. Después de todo, he tratado a muchas otras mujeres de la misma manera. No puedo ser especial con ella solo por ser Florence. Odio a Lucas por ella, pero eso es porque quiero encontrar una excusa para odiar a Lucas. Eso es todo. Esos son mis pensamientos honestos, y no te he mentido. No hay necesidad de mentirte".

Wallace dijo todas sus palabras con sinceridad.

De repente me di cuenta de que Wallace tenía un pensamiento realmente diferente al del resto de nosotros. Después de todo, había vivido su vida como quería desde que era joven.

No podía empatizar con los demás. No solo eso, sino que no podía apreciar a los demás.

Yo solo le agradaba por mi madre. Era porque él estaba emparentado con mi madre por sangre.

La única persona que realmente le importaba en la vida era mi madre. Desde que mamá se fue, yo soy la única que le queda.

De repente recordé lo que el doctor dijo antes...

Wallace había vivido toda su vida atormentado por la palabra ‘efímera’. No había forma de hacer que se compadeciera de los demás o que sintiera simpatía por ellos. Tal vez, por eso perdió Florence.

"Asumiré que lo que has dicho es cierto y dejaré de preguntarte. Aun así, ¿qué le pasa a tu vista? ¿Desde cuándo has dejado de ver los colores? ¡No intentes mentirme!".

Wallace se quedó boquiabierto. Preguntó: "¿Lo sabías?".

Salí de la sala de Wallace y fui al lavabo a lavarme la cara. Quería despejar mi mente con el agua fría. Aun así, lo que Wallace había dicho antes se repetía en mi mente.