El Amor Eterno romance Capítulo 1669

Al día siguiente me levanté especialmente temprano. Me senté en el sofá y me quedé mirando las cajas de regalo. Zachary me dijo que por fin podía abrirlas, así que casi no pude dormir en toda la noche.

Después de todo, por fin podría revelar la incertidumbre que tenía después de tantos días. Sin embargo, quería abrir la caja delante de Zachary. Pensé que podría ser una sorpresa que él había preparado para mí.

Si era una sorpresa para mí, sin duda la abriría frente a él.

Sin embargo, Zachary seguía durmiendo. No quería despertarlo todavía.

Me senté en el sofá con ansiedad, pero esperé pacientemente a Zachary. Pasó media hora cuando Zachary finalmente se despertó. Abrió los ojos y se sentó en la cama.

Cuando Zachary me vio en el sofá y se dio cuenta que miraba ansiosamente las dos cajas de regalo, preguntó con un brillo en los ojos: "Señora Schick, ¿cuánto tiempo ha estado esperando?".

Le contesté tenazmente: "Me he despertado hace unos minutos".

Zachary se levantó y se puso su pijama. Se acercó a mí y se sentó a mi lado.

Zachary asintió con la barbilla y dijo: "Puedes abrirlo. ¿Por qué no lo has hecho?".

"Te estaba esperando. Lo escondiste durante tantos días, así que debe ser una sorpresa. Si es una sorpresa, quiero abrirla contigo".

Zachary sonrió y me preguntó: "¿Lo he escondido durante muchos días? Siempre ha estado delante de ti. Nunca lo he escondido".

Tenía razón, pero me instó a no mirar antes. Como Zachary me hizo un recordatorio especial, no miré la caja. Aun así, eso solo hizo que mi curiosidad creciera.

"¿Puedo abrirla ahora?".

"Por supuesto, cuando desees".

Siempre me decía que siguiera mis deseos.

Puse la mano sobre la caja y toqué la superficie áspera. La caja tenía texturas. La abrí con cuidado y me encontré con otra caja dentro.

Había otra caja rosa en su interior.

Le pregunté con una sonrisa: "¿Has elegido este color por algo en especial?".

Zachary sonrió sin decir nada. Entonces, abrí la caja. Había un par de tacones de punta con diamantes. Tomé los tacones y toqué los pequeños diamantes que tenían. Pregunté: "¿Los diamantes son de verdad?".

"Es mi regalo para ti. ¿Cómo podrían ser falsos?".