El Amor Eterno romance Capítulo 1675

"El vestido que llevas se abre en la parte inferior, así que no es tan fácil caminar, ten cuidado", explicó Loraine.

"¡Pero estás muy guapa! Todas las luces del exterior de la villa están encendidas. Hermana Caroline, ¿salimos a disfrutar de la vista? Te ayudaré a hacer algunas fotos para subirlas".

"¿Por qué subirías las fotos?", pregunté.

"Porque quiero presumir de mi hermosa Caroline".

Me quedé sin palabras.

Eason y Loraine me ayudaron a salir del salón y me llevaron por el largo jardín. Luego, salimos por las puertas de la villa.

Por mi memoria, recordé que el borde del camino estaba cubierto de rosas rojas resplandecientes durante unos cientos de metros. Después de las rosas, había un campo de flores de Eustoma justo detrás.

Muchos tipos de flores de Eustoma de diferentes colores florecían dulcemente en el campo. Fue Zachary quien instruyó a los trabajadores para que las replantaran especialmente para este día. Recordé que los trabajadores incluso instalaron algunos cables y lámparas de carretera en el campo.

De repente, me vino a la cabeza una audaz suposición.

¿Estaban todas las luces del campo de flores encendidas mientras yo caminaba hacia allí?

Esa conjetura me hizo tener muchas expectativas hacia lo que sucedería después.

De repente, entendí por qué Zachary me habló intencionadamente de la propuesta por adelantado. Quería que estuviera expectante durante todo el día.

Para ser honesta, lo esperaba con muchas ganas.

"Hermana Caroline, estamos aquí".

"¿Raine?", respondí.

"Hermana Caroline, voy a volver a la habitación a buscar algo".

"De acuerdo", dije y luego pregunté: "Cuarto Hermano, ¿todavía estás aquí?".

Eason no respondió. Las dos personas que me guiaron fuera de la casa se habían ido.

Inconscientemente, caminé hacia adelante. Di el primer paso con firmeza, y di otro paso más. Cuando estaba a punto de dar otro paso adelante, una voz profunda sonó junto a mi oído.

"Pisarás las rosas si das un paso adelante. Me dediqué a plantarlas en el invernadero a propósito".

Zachary puso su mano detrás de mi cabeza y retiró suavemente el velo. Dijo con dulzura: "Estas flores no llegan a ser tan deslumbrantes como tú sola".

"Segundo Hermano", le advertí, "Hoy no tienes permitido hablar con dulzura".

El hombre parecía un poco descontento. "¿Mm?".

"Tengo miedo de llorar", admití.

"Si no lo digo hoy, ¿cuándo piensas escucharlo?".

Así es. Era el día perfecto para que me colmara de palabras dulces.

Zachary retiró el velo que cubría mis ojos. Lo primero que apareció ante mis ojos fue Zachary.

Sin embargo, era un Zachary diferente.

Él parecía significativamente diferente ese día. Incluso se había arreglado a propósito y se había peinado el flequillo hacia atrás. Parecía un novio a punto de ir al altar.

No solo eso, llevaba un maquillaje que hacía que su piel se viera mucho más clara de lo habitual.