El Amor Eterno romance Capítulo 1744

Yara y Lance nos dijeron que saliéramos de paseo primero. Se unirían a nosotros después de que terminaran de ordenar sus cosas.

La orilla del lago estaba muy oscura y sombría. Zachary sostuvo la linterna en una mano y mi mano con la otra mientras caminábamos hacia allí.

Cuando Chris nos vio, él rápidamente vino corriendo hacia nosotros y preguntó: “¿A dónde van?”.

Zachary lo miró con frialdad, por lo que Chris se fue, sabiendo lo que seguiría.

Era difícil caminar porque estaba nevando. Afortunadamente, usamos nuestras botas para que no resultara tan resbaladizo. El agua de la nieve tampoco podía filtrarse dentro de nuestras botas. Zachary caminó al frente y encontró el camino correcto por mí.

La luz de la linterna era muy brillante. Pero sin importar cuán brillante fuera, no me atrevería a caminar sola en un lugar como este.

De hecho, era peligroso para mí estar sola en cualquier lugar. Era tímida por mi cuenta, ¡pero no tenía miedo siempre que Zachary estuviera conmigo!

Mientras Zachary estuviera allí conmigo, no tenía miedo de ir a ninguna parte.

Cuanto más caminábamos en dirección al lago, más densa era la nieve acumulada. Afortunadamente, solo estaba nevando ligeramente, así que no era tan malo.

Como estaba oscuro y no podíamos ver los caminos con claridad. Pasamos casi veinte minutos recorriendo un corto trayecto de unos cientos de metros.

Fue más que todo porque yo caminaba despacio. Aun así, Zachary tuvo mucha paciencia y me guio el camino poco a poco.

Nos detuvimos en la orilla del lago.

La superficie del lago aún no estaba congelada. Tomé la linterna de la mano de Zachary y alumbré alrededor. Dije: “Si Pastor Uno y Pastor Dos estuvieran aquí, estarían jugando con entusiasmo. Es divertido solo de imaginármelo”.

Zachary respondió: “Sí. Parece que te gustan mucho esos dos pequeños de Martti. ¿Qué hay de los otros dos en Ciudad Wu?”.

También teníamos dos perros en nuestra villa en Ciudad Wu. Eran un border collie y un cobrador dorado. Crecieron junto con Ralph y Bella desde pequeños. Crecieron mucho, y eran similares en tamaño a Pastor Uno y Pastor Dos.

Cuando Zachary todavía estaba en Ciudad Wu, los dos perros aún eran cachorros. Eran muy apasionados y pegajosos con nosotros. A los dos siempre les gustó correr en círculos alrededor de la pierna de Zachary. Cuando los cachorros eran pequeños, y al igual que cuando Bella era solo un bebé, no podían entender nuestras palabras ni leer nuestras expresiones. Por eso, no le tenían miedo a Zachary en absoluto.

Los dos perros ya se han convertido en adultos, y ya que Zachary no había vuelto a Ciudad Wu por diez meses, era posible que ya no lo reconocerían.

Ahora que lo pensaba detenidamente, Zachary siempre se mudaba entre varios lugares, incluyendo Finlandia, Ciudad Wu y Ciudad Tong. Nunca nos quedamos en un lugar de forma permanente. Siempre vivíamos separados, en lugar de juntos.

Sin embargo, como Zachary ya había decisivamente delegado su poder y me acompañó, estaba segura de que teníamos muchos días por delante.

Sentí una calidez en el corazón al pensar en nuestro futuro.

Me agaché para ponerme un poco de nieve en la mano y formé una bola con ella. Zachary me soltó y caminó hacia la orilla del lago. Cuando se puso en cuclillas, su espalda se veía tan sola, pero llena de orgullo. De repente recordé esa vez que lo ví secretamente alimentándose de pescado crudo. Era una escena tan triste de ver.

Me acerqué y le puse la bola de nieve en la nuca. Se puso de pie e inclinó la cabeza para sacudirse la nieve. Su voz sonaba impotente cuando dijo: “¿En serio es tan divertido?”.

La voz baja de Zachary era profunda y magnética.

Me gustaba la vida que teníamos. Me gustaba mi vida cuando Zachary estaba allí conmigo.

Me detuve un poco antes de decir: “Este tipo de amor”.

Zachary me abrazó con fuerza y ​​preguntó: “¿Qué tipo?”.

“Con Zachary. Un amor con Zachary”.

Al escuchar eso, el hombre se rio ahogadamente.

“¿Por qué te ríes?”, pregunté.

“La Señora Schick siempre es tan emocional”, dijo Zachary.

“Siempre ha sido inevitable amarte”, le dije.

Zachary se enderezó y me tomó en sus brazos. Me senté en su muslo y abracé su cuello.

Entonces, la voz de Yara vino desde muy lejos: “¡Caroline, ¿dónde estás?! ¡Lance y yo estamos esperando junto a la orilla del lago!”.

Respondí: “¡Por aquí!”.